A veces tienes que darte cuenta,
que hay cosas que son verdad,
aunque duelan, aunque rompan,
aunque arranquen de raíz lo que soñabas guardar.
Tienes que aceptar que no todo lo que brilla
te ilumina el camino,
que a veces la luz que seguías
solo era un reflejo del destino.
Hay miradas que engañan,
promesas que no se cumplen,
y silencios que dicen más
que mil palabras dichas con costumbre.
A veces la vida no avisa,
simplemente cambia de color,
te quita certezas, te sacude el alma,
y te enseña que incluso el amor
puede tener su propio adiós.
Tienes que darte cuenta
de que no todos se quedan,
que algunos solo llegan
para mostrarte una lección,
para enseñarte a cuidar lo que importa,
a no confiar en la ilusión.
Y cuando por fin lo entiendes,
cuando miras hacia atrás
sin rabia, sin rencor,
descubrís que la verdad no duele tanto,
que solo purifica el corazón.
Porque las verdades, aunque ardan,
te devuelven a vos mismo,
te limpian del disfraz del miedo,
te hacen fuerte, te hacen distinto.
A veces, entender la verdad
es cerrar una historia sin final feliz,
pero también es abrir los ojos
y empezar, desde cero, a existir.
Y ahí…
en ese silencio que queda
cuando todo se ha dicho,
cuando ya no hay máscaras ni excusas,
te das cuenta que crecer
es aprender a aceptar lo que es,
y soltar lo que solo fue.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 15 de octubre de 2025 a las 06:39
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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