Cenizas de mi coherencia.

Cuando salgo de mi paisaje todo se incendia,
todo lo arrasa, todo lo quema, no deja huella.
Soy la bola de la lapicera que mancha mis cuadernos,
entre lo errático de mis movimientos y la torpeza,
se deja leer el orden de mis pensamientos en mis oraciones.
Muchos se quejan, muchos se alejan,
de lejos se ve la llama de la vela, a veces me ilumina, otras me atormenta.

Soy la calma del que mira y el caos del que siente.
Descendiente del amor, progenitor de hacía mí el odio, 
Salado como el sodio y venerado como oro, es mi doler, mi sufrir, 
Su fin fue marcado en el hollín de la pared,
las marcas del fuego que incendió mi corazón.

Marcas que queman y duelen, marcas que hielan y no se sienten,
Hasta que explotan mi mente.
De repente habla mi inconsciente "Deja de ser tan coherentemente incoherente nene",
no puedo le digo, llevo esta marca desde 2019.

Mi amor como pastilla efervescente en agua se disuelve,
misterios que se resuelven, o que mi interior revuelven.
Embriagador sentir, que desbordan y opacan mi quinta esencia medir,
palabras resbalan, fricción que va a derretir.

Calmo y callo el palpitar de mi corazón,
la miseria no fue mi elección, no fue puesto en acción mi amor.
Hubieron cosas que creía bien que me hicieron tanto mal, 
no puedo disparar, no puedo inhalar, no te quiero soltar.

Mas es menos y menos es más, más sentir menos comparar.