Yo no veo reflejo en el cristal,
sino un sendero donde la luz se va,
cargando susurros de llanto callado,
vasijas de lágrimas, sueños quebrados.
Allí murieron mis fuerzas, mi fe,
y no sé en qué punto se extravió el porqué
de aquellos pasos que fueron esperanza,
hasta que el destino huyó de su danza.
Solo me queda la confusión,
la melancolía de una ilusión,
de extrañar algo que nunca fue mío,
como un espejismo, como un desvío.
La dicha y la risa se prostituyen,
seducen, prometen, pero luego huyen.
Me aparto del espejo, y tras de mí
un vacío persiste, aún está allí.
Creí haberlo llenado hace tiempo,
con sueños, vivencias, algún intento,
pero eran tan leves como el aire,
que se llevó todo sin dejar nadie.
Nada quedó. Nada me mintió.
Porque todo, en verdad, nunca existió.
-
Autor:
A.Z. Santhiago (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 13 de octubre de 2025 a las 18:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.