Chispas En La Noche Cósmica

Luis Barreda Morán

Chispas En La Noche Cósmica 

Me dejo llevar por la imaginación y el instante huye sin retorno.
Mis ilusiones más queridas desfilan con silencio y nostalgia profunda.
Frágiles recuerdos que se pierden en la neblina del tiempo que se aleja.
Somos apenas hojas secas que arrastra el soplo del otoño en su camino.
Nada perdura ante el paso lento de las horas que nunca duermen.

Escucho el eco de una melodía triste que repite su mensaje olvidado.
Una lágrima minúscula en la inmensidad del océano oscuro y profundo.
Cada esfuerzo que hacemos se convierte en ruinas con el paso de los días.
Nos negamos a aceptar que nuestra existencia es un suspiro en la eternidad.
Todas las obras humanas caen como torres hechas con arena movediza.

No te aferres a lo material porque todo lo terrenal tiene su final.
Solo el firmamento estrellado y el planeta antiguo permanecerán intactos.
El tiempo valioso se fuga entre los dedos como un río que no para.
Ni todo el oro del mundo podría detener un segundo en su carrera.
Cada vida es un destello breve en la vastedad del universo sin fin.

Nuestras voces son murmullos que los vientos se llevan hacia el olvido.
Grandes castillos y ciudades poderosas terminan cubiertas por el musgo.
La juventud dorada se marchita igual que las flores en el jardín.
Navegamos en un barco pequeño por un mar de sombras y penumbras.
Hasta los reyes deben abandonar sus tronos cuando llega la hora.

Construimos muros altos para sentir que nuestra huella será eterna.
Pero las olas del destino borran cada marca en la playa con esmero.
Atesoramos nombres y fama en lápidas grises que el mundo no lee.
El amor que juramos eterno se apaga como llama sin combustible.
Y nuestras historias completas caben en un grano de arena caliente.

Observa cómo la galaxia gira lenta en su danza majestuosa y constante.
Cada guerra librada, cada poema escrito, cada lágrima derramada,
son apenas chispas tenues en la noche cósmica, fría y distante.
El ayer se mezcla con el mañana en un abrazo sin memoria clara.
Y nuestro orgullo se desvanece como el humo que sube y se disipa.

Cuando la luna plateada brille sobre el valle quieto y solitario,
y nuestras sombras se fundan con la hierba fresca del rocío,
no habrá coronas ni espadas, ni títulos de nobleza o triunfo.
Solo el silencio eterno acunando los sueños que no conseguimos,
mientras nuevas semillas brotarán donde antes estuvimos nosotros.

Así fluye la corriente de la existencia, sin pausa y sin prisa,
llevando generaciones completas hacia un puerto desconocido.
No somos dueños de nada, solo invitados de paso en esta tierra.
Pero en nuestro breve transitar, podemos sembrar bondad y consuelo.
Y esa luz pequeña quizás ilumine a otros cuando nuestra chispa se diluya en la noche cósmica.

—Luis Barreda/LAB

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  • Autor: Luis Barreda Morán (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de octubre de 2025 a las 01:00
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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