Maldigo del alto cielo (décimas espinelas)

Fabio de Cabrales

Maldigo del alto cielo
la mujer que me ha parido;
la familia que he tenido
maldigo con desconsuelo.
Maldigo el terroso suelo
donde poso mi pisada.
Maldigo mi senda errada,
maldigo mi paso lento,
maldiciendo todo intento
de pausa en una parada.

Maldigo en este momento
mi soledad compañera.
Maldigo mi alma guerrera.
Maldigo mi pensamiento,
maldigo mi sentimiento,
maldigo mi inteligencia,
maldigo con impaciencia
todo impulso racional.
Maldigo toda moral
que me tiene con conciencia.

Maldigo las tierras bellas,
maldigo las estaciones:
el verano y sus pasiones,
primavera y sus estrellas,
el otoño con sus huellas
y el invierno con su frío.
Maldigo al viento bravío,
maldigo con ufanía
y maldigo la agonía
en mi corazón vacío.

Maldigo las profesiones:
yo maldigo a los poetas
y sus ideas inquietas
que embriagan los corazones.
Yo maldigo las pasiones
mientras mi pecho se parte.
Yo maldigo todo el arte
que me tiene enardecido,
y mi falta de sentido
y mi forma de idearte.

Maldigo con mi alma herida
los pesares que he cargado
y maldigo mi pasado
y mi penitencia en vida.
Con mi voz enardecida,
maldigo el sentido humano.
Maldigo al dolor tirano
que me tiene estas cadenas.
Maldigo con bravas penas
alzando mi brava mano.

Maldigo desde mi pecho
la maldad sobre la Tierra.
Maldigo mi propia guerra
haciendo sepulcro estrecho.
Maldigo mi suave lecho,
los sueños y su fragancia.
Maldigo la vigilancia
de mi insomnio por las noches
y maldigo los reproches
de mi dolor con constancia.

Maldigo en la noche el día,
y a la noche si despierto.
Maldigo mi llanto muerto
y mi lúgubre agonía.
Maldigo toda alegría
que me espere con ternura.
Maldigo toda hermosura
con un quejido profundo;
con un quejido iracundo
maldigo toda criatura.

Maldigo toda belleza,
maldigo mi fealdad.
Maldigo toda beldad
de toda naturaleza.
Maldigo con mi tristeza
mi bajeza en cuanto a altura,
y mi perpetua tortura.
Maldigo con sed ardiente
las aguas del continente
que están llenas de basura.

Maldigo lo que se mueve,
maldigo la fauna y flora.
Maldigo al monte que dora
el sol quemando a la nieve.
Maldigo más cuando llueve,
cuando todo está nublado.
Maldigo haberme confiado
de este mundo traicionero.
Maldigo del embustero
mundo que así me ha dejado.

¿Cuánto más me quedará,
desde este instante fecundo,
de tiempo en este cruel mundo?
¿Cuándo mi dolor se irá?
¿Cuándo, tiempo, cuando va
mi cuerpo a la sepultura?
¿Cuándo iré a la tierra dura
a descansar de mis penas?
¡Tráguenme tierras y arenas
mientras mi voz las apura!

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  • Autor: Fabio de Cabrales (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de octubre de 2025 a las 00:11
  • Comentario del autor sobre el poema: Bueno. En este poema me robé el primer verso de una composición de Violeta Parra. He usado la décima espinela por seguir con ello. Solo me he robado el primer verso y el tema de la canción, solo que yo lo he exagerado.
  • Categoría: Humor
  • Lecturas: 2
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