La Elección Eterna
Si tuviera que escoger en esta vida entre tu amor y mis pensamientos más profundos,
aquel sendero que recorro con la mente llena de sueños y proyectos,
donde paso las horas imaginando mundos y construyendo esperanzas,
aun sabiendo que sin esas ideas me sentiría vacío y sin rumbo,
sin dudarlo escogería el calor de tu mirada tranquila.
Imagina que me ofrecieran la fama eterna y el reconocimiento de la gente,
aquella gloria que muchos desean con sus nombres en libros de historia,
para que el mundo recordara mis actos a través de los años venideros,
pero todo eso resulta pálido y sin valor si lo comparo con tu risa,
porque prefiero el sencillo momento de tener tu mano entre las mías.
Y si me presentaran la libertad de volar por cielos infinitos y lejanos,
cruzar como un pájaro sin dueño por espacios azules y desconocidos,
sintiendo el viento acariciar mi rostro mientras avanzo sin cadenas,
eso no podría vencer el anhelo de mirarte cada mañana al despertar,
pues contigo encuentro mi verdadero hogar en este ancho mundo.
Aunque me tentaran con la comodidad de una existencia sin esfuerzo,
donde los días transcurren sin preocupaciones bajo un sol tranquilo,
rodeado de lujos y placeres que adormecen el corazón y la conciencia,
nada de eso se compara a la luz que ilumina mi alma cuando estás cerca,
y por eso elijo caminar a tu lado aunque el camino sea empedrado.
Porque tu presencia ha despertado en mi ser un cariño tan profundo,
ese sentimiento que crece con el tiempo y llena todos mis espacios,
haciendo que cada instante a tu lado sea un regalo valioso y único,
y solo aspiro a compartir contigo los amaneceres y las tardes lentas,
construyendo juntos un mañana lleno de recuerdos y comprensión.
Sueño con observar la tranquilidad que habita en tus pupilas serenas,
espejos donde me pierdo y encuentro al mismo tiempo sin cansancio,
descifrando en ellas las historias que no alcanzas a decir con palabras,
y anhelo rozar suavemente tu boca con mis labios en un gesto tierno,
sellando un pacto silencioso que nos una más allá del tiempo fugaz.
Deseo abrazar tu cuerpo con fuerza y sentir el latir de tu corazón,
ese sonido que me calma los temores y me da seguridad en la oscuridad,
sabiendo que en ese refugio no existen las dudas ni las distancias,
y poder decir con honestidad que no me he sentido tan completo,
sintiendo una paz que inunda todo mi ser cuando estamos juntos.
Aunque el universo me ofreciera todas las riquezas del planeta tierra,
montañas de oro y océanos de plata que brillan bajo la luna llena,
con tesoros que deslumbrarían a cualquier hombre con su destello,
yo cambiaría sin pensar todas esas piedras brillantes por tu sonrisa,
pues contigo he descubierto la fortuna verdadera que habita en el alma.
Y si me dieran a elegir entre tu compañía y la inmortalidad en versos,
ser recordado por generaciones futuras en estatuas y monumentos fríos,
prefiero mil veces el susurro de tu voz llamando mi nombre con dulzura,
y el consuelo de saber que me esperas al final de cada jornada gris,
porque el amor que me das es el único legado que anhelo dejar.
Al final de este camino incierto que recorremos día tras día con paciencia,
sé que cualquier opción palidece cuando la pongo frente a tu existencia,
porque has logrado convertir mi vida en un jardín lleno de colores,
y no cambiaría este amor sincero por ningún otro don en el mundo entero,
pues eres tú la respuesta a todas las preguntas que guarda mi corazón.
—-Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline)
- Publicado: 10 de octubre de 2025 a las 01:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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