Te juro que el amor existe

Lo sé…
el amor existe,
porque lo sentí en cada lágrima que quemó mi rostro,
en cada punzada que partió mi pecho,
en cada noche donde el silencio
me gritaba tu nombre.

Lo sentí cuando me hundía,
cuando el aire dolía más que la herida,
cuando el alma temblaba
pidiendo una razón para seguir.

Y aún así,
preguntaba al vacío, temblando:
¿qué hice mal?
¿por qué no fui suficiente?
¿acaso merezco esto?
¿seré, al final… una completa nada?

Incluso cuando tus gestos eran cuchillos,
cuando tus palabras me destrozaban,
yo seguía ahí…
amándote entre los escombros,
sangrando con cada sonrisa tuya,
mendigando un poco de ternura
que nunca llegó.

Y ahora…
ahora me caigo a pedazos por tu ausencia,
me desarmo en cada recuerdo,
me ahogo en lo que fuimos.

Pero no…
no quiero verte nunca más.
Sal de mi cabeza,
de mi pecho,
de mis sueños.

Por favor…
ya basta.
No vuelvas más.
No quiero seguir amando
a quien solo vino a destruirme.