Partir

Partir

Al partir dejamos fragmentos de recuerdos
entre las calles que ya no caminaremos más
pedazos de sueños que colgamos en las ventanas
y el eco de risas que se quedan en el umbral
como hojas secas que el viento se lleva al marchar.

Cada sitio conocido guarda un trozo de alma
una sombra del ayer que se resiste a seguirnos
la huella de unos pasos que ya no tienen regreso
el susurro de un nombre que el tiempo va borrando
en las paredes calladas de nuestro propio olvido.

Quedan retazos de vida en los bancos del parque
en la mesa del café donde esperábamos siempre
en el polvo que cubre los libros ya no leídos
en la luz de la tarde que filtraba por la persiana
y en el silencio que llena las habitaciones vacías.

Esos fragmentos perdidos forman un mapa invisible
de todo lo que fuimos en los lugares amados
son señales secretas que marcan nuestro camino
fantasmas cotidianos que habitan los rincones
testigos mudos de lo que ya no volverá a ser.

Y al seguir nuestro viaje cargamos menos equipaje
pero en cada nueva puerta que decidimos abrir
dejaremos también partes de nuestro ser
porque vivir es sembrar memorias en el suelo
y cosechar el dulce dolor de lo que se queda atrás.

—Luis Barreda/LAB