50ta Primaveras

En la mitad del camino recorrido,

dos almas buscan un nuevo florecer.

Él, con el eco de un amor ido,

ella, libre tras el atardecer.

Sin las cadenas del ayer pesado,

descubren juntos un espacio de paz,

donde el silencio es un verso amado

y cada encuentro un nuevo solaz.

Charlan al viento sus sueños dorados,

bajo el cielo que cobija su unión,

sin exigencias, ni rencores atados,

solo el presente en su sabia lección.

La naturaleza, su templo sereno,

testigo fiel de su amistad sincera,

apoyándose en cada paso, pleno,

entendiendo al mundo, sin barrera.

A veces, la terquedad presente,

amenaza con romper su amistad,

pero la paciencia, cual río clemente,

los guía de nuevo a la serenidad.

Así, con cincuenta primaveras cumplidas,

celebran la vida en su danza sutil,

dos corazones, almas decididas,

a amar la libertad, sin pedir más, vivir.