Me Quedo Aquí XXX
Me quedo aquí,
entre auroras, albas y alboradas,
cuando yace el amor a primera vista,
me quedo aquí,
entre crepúsculos, tentáculos, y tabernáculos,
donde yace el Señor Dios de Dios,
me quedo aquí,
pues, es mi mayor deseo,
lo que poseo,
cuando me quedo aquí,
es como entregar el pecado de amar,
y derretir o disolver la fría tentación,
me quedo aquí,
en contra de todo,
y nadando en contra la corriente,
y yendo en contra del viento,
y si existe el levante también lo tendré a mi favor,
me quedo aquí,
pues, es mi rumbo a seguir,
soy la rueda que persigue un destino,
¿y que desdichada soy?,
pues, soy la mujer, la caricia, el sol,
la entrega, el pecado y la redención,
soy la música sin voz,
soy el oído que no escucha,
soy la era que está por irrumpir,
soy la que no tiene sentido,
y sin saber nada voy hacia lo real,
cuando caiga el muro,
la muralla, la gruta, la caverna,
y la Tierra se parta en dos,
estará bajo mis pies,
y yo sobre un destino y un camino,
Venus no será más el amor,
será el odio que por mí se ha de vengar,
me quedo aquí,
como órbita atrapando mi realidad,
como luna en la noche velando lo que me pertenece,
mientras duermo,
como cámara fotográfica que con luz de nácar brilla y graba todo,
me quedo aquí,
como el deseo de todos,
sin ser vinculado a la realidad,
me quedo aquí,
con la mano hecha de plomo, acero y hierro,
porque si la he de bajar algún día,
quiero que se desplome,
que caiga la espada con que yo misma me he de cortar,
¡bah!, si pecado somos todos,
y tentación todos hemos pasado por ello,
me quedo aquí,
pues, es mi tiempo en el reloj,
la hora se acerca,
y para cuando llegue el fin de éste reloj,
se ha de romper en mil pedazos,
para que no llegue la hora exacta,
aunque todo mundo tiene su cabello contado,
y su tiempo velado,
y todo porque ni el hijo de Dios sabe,
y si Él no lo sabe qué sabrás tú o yo,
porque existen cizañeros, demonios, falsos dioses,
que sólo quieren una cosa y es fastidiar,
sí, la conducta ajena,
y para cuando suceda eso y más,
y yo estaré callada, entre sol y lluvia,
entre llanto y desprecio,
entre coraje y verdad,
entre los recelos y celos,
de toda vida,
y, tú, Luzbel,
sólo sabes una cosa,
es que si sabes dónde está Dios,
sabrás dónde estás tú,
y para cuando te des de cuenta,
yo habré partido para siempre,
dejando como pregunta en escollo,
la excusa sin ser o no ser,
cuando ya fui lo que quise ser,
aunque tu boca diga otra cosa,
¡ay, Luzbel!, ángel y ahora demonio sin alas!,
¿qué será de tí?,
si continúas acechando con cizañas al mundo,
que aunque eres malo,
sigues envenenando al mundo,
execrando la maldad,
y vomitando el amor,
en cada paso que hoy y ayer diste,
recuerda una cosa, Luzbel,
tu lucha no para,
ni la mía tampoco,
somos blanco y negro,
somos perro y gato,
somos agua y aceite,
somos dos jueyes machos que no pueden vivir en la misma cueva,
somos como la Tierra y el cielo,
tú andas en la Tierra,
y yo en el cielo,
con arpas, doncellas y ángeles,
y tú como cizañero de la vida humana,
nadie te siente ni te escucha,
sólo quédate donde te quieran,
porque sé que existe gente que te venera,
y más que eso te llama,
en su vocablo exotérico,
sólo mira mi mano,
con que escribo hoy,
tengo la pluma y no la espada,
porque si tuviera la espada,
ya me habría cortado a mí misma,
¡calma, calma, Luzbel, calma, calma!,
mi día llegará y mi hora también,
tú, has vendido temprano,
y yo tarde,
y ni aún aparezco,
sino que estoy más callada que el silencio,
cuando sea la hora,
y no veas lo que tenías en mente,
ya sabrás que habré llegado yo…
Me Quedo Aquí XXXI
Me quedo aquí,
como la hiedra,
como la piedra,
como el río que va hacia el mar,
como el agua dulce en su cauce,
me quedo aquí,
como el dolor fuerte,
como el corazón que sabe de amores,
y sin los dolores,
me quedo aquí,
como la rica costumbre,
cuando el hambre se alimenta,
y en contra del rencor,
es el frío dolor,
que el calor nos da,
un cálido sol que va,
como la piedra,
o como la hiedra,
me quedo aquí,
como la era universal,
o como la misma sal,
que empieza y no acaba,
sí, dentro del mar,
que acecha como órbita lunar,
atrapando la vida en un destino fuerte,
como la vida sin fin,
y si el diablo se cansa de mirar,
y de execrar,
yo sólo sabré perdonar,
cuando perdonar 70 veces 7,
es de sabios,
y no de ignorantes,
cuando acechas el alma,
y no caduca ni expira el mal tiempo,
vengar y te vengas si nunca terminas,
dáte cuenta y sabrás que porfías la verdad,
me quedo aquí,
como la piedra,
como la hiedra,
como la era universal,
que un río va al mar,
y que un mar va hacia el mar abierto,
y en alta mar me pierdo,
como un náufrago,
pero, nado hacia la orilla,
y quedo vagabundo,
y pordiosero,
y siendo sincero,
me ahogo en millones de mares,
y si en el desierto el levante va,
es que me pierdo con dunas y viento,
me quedo aquí,
y sin un destino forjando el capricho,
y tan exótico,
como lo más perdido,
me quedo aquí,
y como siendo herido,
quedo como el deseo,
pero, cuando venga el sol,
me amarás más y más,
y si eres lluvia,
sólo me dejarás frío,
o como el tormento,
me quedo aquí,
como la órbita,
como lo cóncavo,
como un cubo de seis lados,
como un equilátero triángulo,
como un número pi,
como un rectángulo,
como un segmento,
o un rayo,
y si me parta el rayo,
que me caiga el trueno,
es como ganar la camorra,
y perder el destino y el camino,
es como ir y venir,
lejos de la realidad,
con la trola de palabras,
que aquí se expresan,
como un sólo tormento,
en que se gana en desgana,
lo que se pierde por perder,
cuando los latidos mueren,
pero, el órgano del corazón jamás,
me quedo aquí,
como forjando un centinela,
que me eleva más y más,
y queriendo volar por el aire,
me quedo en el suelo,
como lluvia que cae,
y que no sopla el destino,
sino que el camino barre un desatino,
y en contra del sentido en mi piel,
me das la fuerza,
la esperanza,
y lo que hoy me lanza,
un suave pormenor,
del merecido dolor,
porque si la tierra se agrieta,
es porque está seca de dolor,
y si la tierra compacta,
está húmeda de lluvia,
el dolor, ¡ay, del dolor!,
que me has dado en el alma,
no se compara con nada,
cuando el mal execras,
y lo haces inmortal,
pero, yo tengo la daga letal,
que te hace morir de espantos,
cuando al alma dejas morir,
por un suburbio autónomo,
me quedo aquí,
como la hiedra,
como la piedra,
como la enredadera,
o como la telaraña,
pero, yo siendo la araña con maña,
vengo y te atrapo más…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
Seudónimo: EMYZAG
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Autor:
EMYZAG (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 8 de octubre de 2025 a las 00:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
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