DONALD, PSICÓPATA O PSICÓTICO (Continuación V — Versión Final)

JUSTO ALDÚ

Luego de tanta publicidad, una llamada entró al centro de detención y fue trasladado nuevamente hacia el hospital forense San Isidro a la espera de su evaluación y se mantenía bajo estricta vigilancia. Donald permanecía esposado a la camilla, los ojos inmóviles, midiendo cada ruido, cada sombra. No hablaba, pero sonreía con un gesto que parecía saber más de lo que decía cualquier informe. Fue examinado. 

En su carpetilla clínica se leía claramente:

 

Informe Médico Inicial

Departamento de Psiquiatría Clínica — Hospital Forense San Isidro

Paciente: Donald R.

Edad: 37 años

Diagnóstico preliminar: Trastorno de personalidad antisocial, rasgos psicopáticos severos.

Observaciones:

El sujeto presenta razonamiento lógico y coherencia verbal completa. No se detectan signos de psicosis ni alucinaciones.

Exhibe frialdad emocional, encanto superficial y ausencia de empatía.

Refirió sentirse “orgulloso” de haber demostrado que podía “corregir errores humanos con química pura”.

Conclusión: El paciente demuestra control total de sus actos y comprensión plena de sus consecuencias. Se recomienda evaluación por junta médica nacional antes de dictamen judicial.

 

Durante las siguientes semanas, Donald se mostró dócil, cooperador, casi amable. Leía a Freud y a Nietzsche, hablaba poco, pero sus ojos seguían cada movimiento. Cuando fue presentado ante la Junta Médica Nacional de Salud Mental, su presencia llenó la sala de una calma extraña, como si el aire mismo aguardara su respuesta.

 

Dictamen de la Junta Médica

Acta N° 34-JMN / Hospital Psiquiátrico Nacional

Evaluadores:

Dr. Ricardo Estrada (Psiquiatría Forense),

Dra. Elena Mendieta (Neurología),

Dr. Esteban de León (Psicología Clínica).

Conclusiones:

Donald M. no evidencia desorganización del pensamiento ni delirios activos.

Su conducta es racional, manipuladora y estratégicamente dirigida.

Manifiesta placer al relatar los hechos criminales, sin expresión de culpa.

No muestra afecto genuino ni capacidad empática.

Diagnóstico Final: Trastorno de personalidad antisocial con rasgos psicopáticos.

Recomendación: Confinamiento indefinido en hospital psiquiátrico de máxima seguridad bajo régimen judicial especial.

 

El informe fue remitido al Juzgado Segundo de lo Penal, junto con las pruebas del doble crimen, el del hospital y el de la cárcel: los viales de fentanilo vacíos hallados en la basura del hospital y las huellas coincidentes de Donald. El tribunal fue implacable.

 

Extracto del Fallo Judicial (versión)

“Este Tribunal declara probado que el acusado, Donald M., vertió intencionalmente dosis letales de fentanilo en el dispensador de café del Hospital Forense San Isidro, ocasionando la muerte de siete profesionales de la salud.

Declara igualmente acreditado que, ya recluido en el Centro Penitenciario Nacional, dio muerte por asfixia manual al interno Luis A. Velarde, motivado por hostigamiento previo.

Las pericias psiquiátricas coinciden en que el acusado no padece psicosis ni enfermedad mental que anule su capacidad de comprender la ilicitud de sus actos. Por el contrario, presenta un patrón de personalidad antisocial con rasgos psicopáticos severos, caracterizado por frialdad emocional, manipulación estratégica y ausencia de empatía. 

Este Tribunal, reconociendo la plena imputabilidad penal del acusado y el carácter extremadamente peligroso de su conducta, acoge la recomendación de la Junta Médica Nacional en cuanto a la necesidad de su reclusión en un régimen especializado de máxima seguridad. 

En consecuencia, se impone la pena de cadena perpetua, a cumplirse en el Hospital Psiquiátrico Nacional de Máxima Seguridad, bajo custodia judicial y con evaluaciones periódicas de riesgo. La medida no obedece a inimputabilidad, sino a la obligación del Estado de garantizar la seguridad pública frente a un individuo de alta peligrosidad que utiliza su lucidez como arma de destrucción.”

 

Alegato de la Defensa  

La defensa solicitó revisión psiquiátrica extraordinaria, alegando que la frialdad del acusado y su carencia de remordimiento podían ser indicios de un cuadro esquizoafectivo en fase latente, con rasgos paranoides que comprometían su discernimiento. Insistió en que su peligrosidad debía entenderse como síntoma de enfermedad mental, y no como voluntad criminal lúcida.

 

Respuesta del Tribunal  

Sin embargo, el tribunal, considerando las pericias de la Junta Médica Nacional y los exámenes complementarios, determinó que no existen evidencias de psicosis, delirios ni desorganización del pensamiento. Por el contrario, los actos del acusado revelan un control calculado, plena conciencia de causa y efecto, y un patrón de manipulación que excluye la hipótesis de incapacidad mental.

En consecuencia, la Sala rechaza los argumentos de la defensa y ratifica que el acusado es penalmente responsable. La pena impuesta de cadena perpetua en reclusión especial se mantendrá en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad, no por inimputabilidad, sino por la extrema peligrosidad del reo y la necesidad de combinar medidas penales y de custodia clínica.

 

Donald escuchó el fallo sin pestañear. Sonrió cuando el juez pronunció la palabra “indefinido”. Era, para él, una forma elegante de decir “para siempre”, y ese tipo de ironías lo divertían. 

Meses después, ya internado en la sección más aislada del hospital psiquiátrico, su mente continuaba hilando. Observaba el cielo por la rendija de su celda y pensaba:

 

“La libertad no está en huir, sino en decidir cuándo desaparecer.”

 

El periodista Andrés O. publicó entonces un extenso artículo en El Independiente, que desató inquietud entre lectores y funcionarios:

 

“El hombre que reía con los ojos vacíos” — por Andrés O.

 

“Donald no fue un enfermo. Fue un espejo torcido donde se reflejó el poder.

No buscaba matar, sino probar la fragilidad de quienes creen dominar la vida.

Lo vi una vez en la sala del juzgado; me observó como si leyera dentro de mí.

Tal vez no escapó del hospital… tal vez solo cambió de forma. Porque hay miradas que no mueren: se transforman en mandato.”

 

Poco después de la publicación, ocurrió lo impensable. Durante un cambio de turno, un guardia fue hallado inconsciente junto al corredor de seguridad. La cámara mostró apenas un destello, una sombra que cruzaba el pasillo y se desvanecía entre las luces de emergencia. 

Donald había escapado.

Tres días duró la persecución. Finalmente lo avistaron en los acantilados de Punta Fría. Rodeado, con los reflectores sobre su rostro y el sonido de las sirenas, se volvió hacia los agentes y sonrió.

El acantilado se abrió frente a él, una garganta de piedra devorando el mar. Por un instante, las linternas lo enfocaron: su figura recortada contra el abismo, los brazos abiertos como si saludara. Luego, el salto.

El cuerpo nunca apareció.

Solo la lluvia.

Solo las olas mordiendo la roca.

El expediente fue archivado con la anotación:

 

“Causa cerrada por presunta defunción del acusado al arrojarse de lo alto de un acantilado luego de fugarse”

 

Años más tarde, en los cafés judiciales aún se murmuraba su nombre. Algunos juraban haberlo visto en la frontera, otros aseguraban que vivía con otro rostro, bajo otro nombre. Pero la versión más inquietante fue la que nunca se pudo probar: que su espíritu había tomado el cuerpo del hombre que gobierna el país más poderoso del mundo, y que cada vez que sonríe ante las cámaras, una parte de Donald vuelve a mirar.

 

Y así terminó el relato.

O quizás apenas comenzó.

 

JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025.

 

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Comentarios +

Comentarios7

  • Lualpri

    Así culminó el relato?
    O es que apenas comenzó?
    Lo has dicho tú hace un rato...
    Será que si o que no?

    Un abrazo y gracias por compartirlo, estimado amigo Justo.
    Buenas noches!

    • JUSTO ALDÚ

      "...la versión más inquietante fue la que nunca se pudo probar: que su espíritu había tomado el cuerpo del hombre que gobierna el país más poderoso del mundo, y que cada vez que sonríe ante las cámaras, una parte de Donald vuelve a mirar".

      El presidente de un poderoso país muy al norte tiene precisamente ese nombre 👍

      Gracias amigo Luis por tu visita, lectura y comentarios a lo largo de toda la Saga. Regreso a mis poemitas.

      Saludos y que la pases bien.

      • Lualpri

        Si, me parece que conozco a ese presi al que te refieres!!! 🇺🇸

        Tendrá algo que ver con tu relato??? 🤔

        Un abrazo, igual tú!

      • El Hombre de la Rosa

        Hermosa y bien escrita tu bella prosa literaria estimado poeta y amigo Panameño Justo Aldú
        Saludos de Críspulo desde España
        El Hombre de la Rosa

        • JUSTO ALDÚ

          Gracias amigo Críspulo por tu visita y siempre bienvenido comentario,

          Saludos

        • Freddy Kalvo

          ¿Y no será que, si el relato continúa, el susodicho termina convirtiéndose en presidente?

          Un abrazo fraterno mi estimado JUSTO ALDÚ. Muy intensos tus relatos del psicótico pretendido.

          • JUSTO ALDÚ

            "...la versión más inquietante fue la que nunca se pudo probar: que su espíritu había tomado el cuerpo del hombre que gobierna el país más poderoso del mundo, y que cada vez que sonríe ante las cámaras, una parte de Donald vuelve a mirar".

            El presidente de un poderoso país muy al norte tiene precisamente ese nombre 👍

            Muchas gracias Freddy por tu visita, lectura y comentario.

            Saludos.

            • Freddy Kalvo

              😁👌👍👏

            • Nelaery

              Me ha enganchado esta historia de “Donald” va, persona inteligente, pero sin sentimientos, ni escrúpulos.Se me ha ocurrido uno.
              Pero, puede encontrarse dentro de ese leader mundial , o de la persona más invisible. El caso es que no es una persona. Es una semilla que va creciendo silenciosamente en el interior de los humanos.
              Cada vez somos más insensibles, más comprensivos con actitudes malignas, dejando que vaya extendiéndose como un virus, sin ser capaces de ver la realidad y reaccionar.
              Muchas gracias por publicarlo, Justo.
              Saludos.

              • JUSTO ALDÚ

                Muy interesante y profundo tu análisis. En una mesa redonda lo destacaría como principal pues toma elementos arraigados en el discurso narrativo y los interpreta con experticia de una ávida lectora.
                Efectivamente, es una arista válida al estilo moraleja. El fin no es fin, sino una pregunta que deja al lector con la duda de que si fue o no verdad su existencia o únicamente un personaje-vehiculo para demostrar lo que estamos viviendo en la actualidad. Esas ansias de poder desmedido, la insensibilidad en guerras y matanzas, actitudes iguales por parte de ciertos líderes mundiales... Es como un virus.
                Le doy un 10 a tu comentario.

                Muchas gracias por leerme, analizar y comentar.

                Saludos

                • Nelaery

                  Muchas gracias, Justo.
                  Me ha encantado tu relato porque, además de intriga, me ha sugerido todo lo que has dicho.
                  Saludos.

                • MISHA lg

                  Donald, es el reflejo de lo que padecen, algunas personas ,
                  creadas por el medio donde viven, todos tenemos algo de ello

                  que historia poeta , uf! tan real a veces , tan ficticia , en otros
                  tramos de letras

                  gracias por compartir

                  En consecuencia, la Sala rechaza los argumentos de la defensa y ratifica que el acusado es penalmente responsable. La pena impuesta de cadena perpetua en reclusión especial se mantendrá en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad, no por inimputabilidad, sino por la extrema peligrosidad del reo y la necesidad de combinar medidas penales y de custodia clínica.


                  un final aterrador, en las historias Coreanas, donde se trata mucho este tema, es muy difícil la vida con este tipo de personas,

                  besos besos
                  MISHA
                  lg

                  • JUSTO ALDÚ

                    Si, pero recuerda que logra escapar y tras días de persecusión y encontrarse acorralado en un acantilado toma la decisión de "escapar" de la vida y lanzarse al vacio. Su cuerpo nunca fue encontrado y algunos inventores de historias lo atribuyen a que su alma se metió en el cuerpo de un presidente cuyo nombre coincide...

                    Gracias por tu visita, saludo y comentario a lo largo de la saga.,

                    Saludos

                    • MISHA lg

                      pues algo si te cuento iba pasando en mi coche, y mire saltar del psiquiátrico, una persona, venia con varios compañeros, lo seguimos por la avenida , se salto a una casa de techo bajo y robo algunas prendas ,para cambiarse porque solo vestía la bata y estaba descalzo, la preocupación era que se atravesara y lo matara un coche, o un camión tenia en su rostro huellas de dolor, de angustia.... en su marasmo sabía que tenía que cambiar su apariencia y encontró donde estaba ropa tendida, uf que recuerdo.

                      al poco rato llegaron patrullas, una ambulancia , de psiquiátrico, le pusieron una camisa de fuerza, y se lo llevaron , estuve mucho tiempo cavilando sobre ello, lei mucho también pero ....la impresión se guarda en mi , tantas conjeturas que se hace uno de lo que desconocemos..

                      besos besos
                      MISHA
                      lg

                      • JUSTO ALDÚ

                        Bella mi amiga..🌹.😁Susto que debes haber pasado.

                        Por siempre agradecido...

                        JUSTO.

                      • Ramón Bonachí

                        Todo el relato está perfecto, se nota tu arte en la narrativa, ni en un hospital lo detallan mejor, un abrazo

                        • JUSTO ALDÚ

                          Muchas gracias Ramón por tu opinión y comentario amigo.

                          Saludos

                        • LOURDES TARRATS

                          Amigo de letras, Justo,
                          Perdona que me he tardado en darte un comentario,
                          pero este escrito requiere pensar despacio,
                          no por falta de claridad, sino por exceso de resonancias.
                          Hay aquí una maquinaria delicada, donde lo psicológico y lo intelectual
                          no se yuxtaponen: se funden.
                          Y detenerse ante eso, con honestidad, exige más que lectura:
                          exige espera.
                          Tú no narras un crimen: delineas un paradigma.
                          No es la historia de un asesino,
                          sino el trazado preciso de una mente que ha entendido
                          que el orden también puede ser un arma,
                          y que la lógica, en manos sin freno ético,
                          se vuelve más peligrosa que cualquier locura.
                          Donald no enloquece: se emancipa.
                          No actúa por impulso, sino por un cálculo
                          tan pulido que resulta casi bello,
                          casi inmoralmente estético.
                          Su crimen no es tragedia: es propuesta.
                          Y tú, al contarlo, no lo explicas: lo encarnas.
                          No lo justificas, pero tampoco lo juzgas.
                          Lo expones con la calma del que sabe
                          que el verdadero terror no está en el exclamo,
                          sino en la sonrisa que entiende demasiado.
                          Ese salto final no resuelve nada.
                          No hay cierre.
                          Hay una insinuación.
                          Como si supieras —y quizás lo sabes—
                          que el peligro verdadero no muere:
                          simplemente se muda.
                          Le diste a tu personaje algo más que destino:
                          le diste permanencia.
                          Porque hay figuras que no necesitan cuerpo para seguir presentes.
                          Y tú lo lograste sin solemnidad,
                          con una prosa que se sostiene en el filo exacto
                          entre la lucidez y el escalofrío.
                          No es fácil escribir así.
                          Y menos aún dejar en silencio
                          lo que no necesita explicación.
                          Pero lo hiciste.
                          Y eso —te lo digo sin sombra de ironía—
                          es una forma de elegancia narrativa que inquieta,
                          porque no busca brillar:
                          busca durar.
                          Gracias Justo, he aprendido muchísimo.
                          Un abrazo enorme,
                          —LOURDES
                          10/8/2025S
                          Ps
                          Estas mejor que Stephen King

                          • JUSTO ALDÚ

                            Querida Lourdes,

                            He leído tu comentario con la gratitud que se reserva para los lectores que no se conforman con mirar, sino que **atraviesan la piel del texto** y dialogan con su sombra. Lo que señalas —ese equilibrio entre lógica y delirio— era justamente el propósito: mostrar cómo una mente aparentemente racional puede cruzar la frontera sin ruido, sin perder coherencia, y ahí, en ese silencio, hacerse monstruosa.

                            Por supuesto que debía dejar abierto el hilo del suspenso; no hay mayor horror que el que **sigue respirando fuera de página**, el que nos mira desde el rincón de lo no resuelto. Algunas de esas grietas las conversé con mi hija menor, otras las encontré entre lecturas y desvelos, pero siempre con la idea de **construir un símbolo**, no solo un personaje: alguien que encarne la delgada línea entre el orden y el abismo.

                            Tu lectura confirma que ese propósito se comprendió más allá de la superficie. Me alegra que hayas sentido esa “elegancia inquietante” —me atrevo a llamarla así— donde la estética no embellece el horror, sino que lo hace **más humano, más reconocible**.

                            Comentario de la Dra. María M. Stoute

                            "Donald no fue un loco perdido en sus delirios, sino un espejo lúcido donde se refleja el vacío humano. Los informes lo nombran psicópata, y, sin embargo, su sombra inquieta como la de un psicótico que nunca se despega del todo de nuestra imaginación. Tal vez la verdadera pregunta no sea qué era Donald, sino qué despierta en nosotros: el temor a un monstruo externo o la sospecha de que la monstruosidad pueda habitar en cualquiera, oculta bajo la máscara de la cordura."


                            Gracias por tu sensibilidad y por esa mirada paciente que no teme demorarse en lo esencial.
                            Un abrazo grande, con admiración y afecto,

                            Justo Aldú



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