Dias Sin Ti
Días sin ti, el vacío se expande por mi cuarto silencioso
y el sol se niega a entrar por la ventana de mi alma.
Las horas son pesadas cadenas que arrastro con esfuerzo,
mi corazón repite tu nombre en cada latido amargo,
el mundo perdió los colores y solo existe el gris.
Días sin ti, recuerdo el sonido de tu voz en la madrugada,
esa promesa rota que se lleva el viento de la tarde.
Mis lágrimas dibujan caminos sobre la almohada fría,
el espejo devuelve la imagen de un ser extraño y pálido,
que habita entre las sombras de un amor que se fue.
Días sin ti, la ciudad entera parece un lugar ajeno,
cada calle conduce al mismo sitio de nuestra despedida.
Las canciones que amaba ahora duelen en mis adentros,
guardé tus cosas en una caja, pero el eco permanece,
y duele más el silencio que tus palabras finales.
Días sin ti, aprendo a convivir con esta paz que asusta,
esta calma repentina después del temporal furioso.
Ya no cuento las horas ni las lunas que pasan lentas,
mi cama tiene la forma exacta de tu cuerpo ausente,
y despertar se vuelve un acto de valentía cotidiana.
Días sin ti, hoy me atreví a saborear la madrugada,
mirando cómo bailan las cortinas con la brisa nocturna.
Respiré profundo el aroma del café en la taza vacía,
y sonreí a un recuerdo que por fin dejó de lastimarme,
guardando tu memoria en el lugar que le corresponde.
Días sin ti, las estaciones giran con indiferencia total,
el invierno cubre con manto blanco nuestro jardín seco.
Aprendí que el amor no es eterno como prometen los versos,
sino un fuego que calienta hasta que el combustible se agota,
y luego solo quedan brasas para calentar las manos.
Días sin ti, hoy me encontré con mi reflejo en el espejo,
y reconocí la luz que habitaba detrás de mis pupilas.
Comencé a tejer nuevas esperanzas con hilos de paciencia,
cultivando mi jardín interior con riego de ternura,
mientras sanan las heridas que dejó tu abandonar.
Días sin ti, el mar me enseñó que las olas siempre vuelven,
pero nunca besan dos veces la misma línea en la arena.
Entendí que los finales son necesarios comienzos disfrazados,
y que cada amanecer trae consigo una página en blanco,
donde puedo escribir mi historia sin mencionar tu nombre.
Días sin ti, hoy reí con ganas sin sentirme culpable,
disfruté el simple placer de caminar bajo la lluvia fina.
El dolor se ha transformado en una cicatriz que no molesta,
una lección aprendida con tinta de experiencia dura,
que me hizo más humana, más sabia, más completa.
Días sin ti, me reconcilio con mis fantasmas y mis miedos,
abrazando la persona que he devenido tras la tormenta.
Ya no busco respuestas en el vacío que dejó tu partida,
porque he encontrado dentro de mi ser fortaleza suficiente,
para construir mañanas llenos de luz y nuevos cantos.
—Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline) - Publicado: 6 de octubre de 2025 a las 01:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 6
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais, El Hombre de la Rosa

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