El Crisol de la Espectral Duna

Leoness

La geometría del frío cincelaba el aire,

y el sutil matiz azul se partía en aristas de sal,

el tiempo se hizo lámina, delgada y translúcida,

donde la luz de nadie habitaba un umbral.

 

El acné del espacio era un lienzo vacío,

la duna, un pulso quieto en el ámbar del cosmos.

De pronto, un prisma negro rompió la vasta seda,

una tensión elíptica de contornos ignotos.

 

El agua no era espejo, sino un eco invertido,

la acequia, una herida que reflejaba el Ser,

y en esa vibración, la forma se hizo audible,

una blancura líquida que el éter osó poseer.

 

Los ojos fueron pozos de gravedad antigua,

centros de un huracán que la piel no conocía,

un gesto fue una clave, descifrando la sombra,

y la distancia se deshizo, como efímera arcilla.

 

El contacto fue la alquimia, el punto cero exacto,

donde dos frecuencias armonizan su vuelo,

la memoria se hizo tacto, un núcleo que germina,

y el desierto se elevó, en un cántico paralelo.

 

Fuimos la ecuación que la noche resolvió,

un incendio de líneas sobre el frío formal,

y al amanecer del alma, solo quedó la huella:

la abstracción de ser uno, en un escenario astral.

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios1

  • Francisco 1987

    Hummmm..no se qué decir



Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.