La noche se cierne sobre mis huesos,
y la muerte camina con paso eterno,
sus dedos helados recorren los excesos
de un corazón que grita en silencio tierno.
No hay luz que la ahuyente, ni risa que resista,
solo un vacío que engulle la esperanza;
cada suspiro se quiebra, cada lágrima desista,
y el tiempo se disuelve en su cruel danza.
El eco de vidas pasadas gime en su sombra,
rostros que se apagan en la penumbra fría;
la memoria se pudre, la carne se nombra,
y todo se rinde ante su oscura poesía.
La muerte no perdona, no teme, no olvida,
es la reina callada de la desdicha eterna;
y en su abrazo frío, se muere la vida,
dejando el alma sola, vacía, y enferma
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Autor:
JOTA__ (
Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2025 a las 11:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, alicia perez hernandez, MISHA lg, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu
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