Cartografía del incendio

Eres la mezcla exacta entre el bien y el mal

que mi inmisericorde boca ansia,

a la que mi indómita mente se rinde

y de la que mi espíritu evanescente se nutre.

Tienes la piel exacta para arropar mi calor,

para hacer arder mi abrasivo sexo

y trastabillarme cotidianamente el pensamiento.

Eres la savia desbordante de mis manos,

la dulzura que arde en la sombra, callada y voraz,

eres el incendio que nadie confiesa

y todos desean vivir: el tropiezo de piel hecha girones,

macerada fruta oscura, madura en el mal,

néctar que provoca sed y no podemos refrenar.

Desvelo de mis noches, que atosiga mi razón,

abismo inasible en el que todo encuentra sentido:

herida, gozo, maldición...

Haces nacer un brote nuevo de amor

tu lluvia me reanima en el vivir

 y aunque tu nombre no pueda pronunciar,

tus letras quedan en cada encuentro

grabado en mi piel…

y tuya soy.