Coronas y flores anaranjadas
reposan sobfe el antiguo reloj
que las horas y minutos marcó
puntualmente sin poder descansar.
Todos los días y en todo momento
su tic–tac se escuchó incesantemente
hasta que las manecillas se hartaron
de la indiscriminada esclavitud.
Despacio disminuyeron sus pasos
entristeciendo al director del tiempo,
el péndulo comenzó con problemas
y un día se detuvo para siempre.
Se acabaron las prisas y controles,
nadie volvió a preguntar por la hora,
el caos del mundo se apoderó,
la humanidad era libre por fin.
Solo la vida lloró aquella muerte,
la del caballero serio y puntual,
pues con la huella que él nos dictaba
algo de orden existía entre nosotros.
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Autor:
Anna Gutiérrez. (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 3 de octubre de 2025 a las 08:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Tommy Duque, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., Antonio Pais, Jaime Correa, Salvador Santoyo Sánchez, Freddy Kalvo, Éusoj Nidlaj, EmilianoDR, Mª Pilar Luna Calvo, Mael Lorens, Fabio de Cabrales, Andiuz, CBR, Juan Aguiar

Offline)
Comentarios2
Buen poema.
Saludos Anna G
Que Serena manera de manejar el tiempo en un poema.
Gracias poeta.
Saludos 👋
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