Mariposa

Luis Barreda Morán

Mariposa 

Una mariposa vive apenas el espacio de un solo día.
Tu nacimiento y tu despedida son un único latido.
La tristeza cubre con su manto la cruel ironía.
En mi mano reposas sin aliento, tu ciclo se ha cumplido.
Ese vuelo tan breve confunde mi razón y mi sentido.

La medida del tiempo para nosotros es apenas un soplo.
No existe el presente que pueda fijar tu imagen en el aire.
En la blancura del fondo sin forma te desvaneces.
Eres igual que los días, sin peso y sin cuerpo.
Reducir tu existencia a números no tiene ningún sentido.

Negar que ya no estás sería una mentira para mis ojos.
Pero este color vibrante que guardo no es falso.
Nadie podría creer que mi mano torpe imaginó tal destello.
Mi balbuceo sin gracia nunca pudo crear este relámpago.
Tu esencia es un puro fulgor que deslumbra los espacios.

Sobre tus alas frágiles se reúnen tantos mundos distintos.
Miradas de mujeres y aves raras con rostros fragmentados.
Dime tú, criatura alada, conjunto de partículas y sueños.
Qué significa este mosaico de objetos y frutos capturados.
Este trofeo de vida que se extiende fresco ante mi asombro.

Eres un paisaje completo donde con una lupa podré ver.
Las hadas más sutiles danzando con vestidos de encaje.
No sé si brilla el sol o es lúgubre la luz de tu ambiente.
Qué astro ilumina el cielo que sobre tu forma se despliega.
Qué naturaleza pura pudo originar tu diseño perfecto.

Eres todo a la vez, un astro, un rostro, un objeto precioso.
Eres el rastro visible de una virtud que se nos escapa.
Qué artesano sin descanso grabó este mundo en miniatura.
Este universo que duele, enloquece y también nos captura.
Tú eres la idea pura y nosotros la forzada realidad.

Por qué este diseño perfecto te fue concedido solo un día.
Junto a lagos de ensueño que todo lo guardan en un instante.
Tú niegas la posibilidad de caer en la red que oscila.
De temblar ante la amenaza que siempre está cercana.
Y en el juego de la caza cautivas todas las miradas.

No obtendré respuesta de tu parte, no por soberbia o maldad.
Viva o sin vida, a toda criatura le fue dada una voz.
Un regalo divino para cantar, silbar o comunicarse.
Para prolongar el instante y volverlo minuto y día.
Pero tú careces de aliento, despojada de ese don.

No debes nada al firmamento y su pesada carga de sonidos.
El sonido es un peso impresionante para un ser tan leve.
Más callada que la nada misma y más sutil que el instante.
Por eso no te afliges, tu mudez es tu mayor pureza.
Libre del miedo se desliza tu vuelo sobre el jardín.

Evitas así el jardín oscuro que parece una prisión.
Con su sofoco de tiempos pasados y futuros por vivir.
Y al volar hacia el prado en busca de tu alimento.
Generas aire puro, un momento que toma forma a tu lado.
Así la pluma sobre el papel sigue su destino incierto.

Mezcla la sabiduría más aguda con los mayores desvaríos.
Desde el pulso controlado hasta el libre albedrío de un canto.
Al tocar la cima de la flor con sus dedos temblorosos.
No quita el polen dorado sino un peso de su conciencia.
Una mariposa de belleza fugaz une su breve momento.

Uniendo en un lazo de tormento el labio y la faz del poeta.
No hay mejor prueba de que el mundo carece de finalidad.
Y si hubo creación, no fuimos el fin de aquellos poderes.
No existen los alfileres para atrapar la luz o la sombra.
Es mejor decir que vienes de la nada, haciéndote visible.

Eres un parentesco puro con el vacío hecho corporeidad.
La vida común y diaria te hace digna de ser observada.
Eres un obstáculo breve, una barrera sutil y ligera.
Una mariposa que se posa entre mi ser y la nada absoluta.
Un frágil y veloz milagro que se aleja sin una despedida.

—Luis Barreda/LAB

  • Autor: Luis Barreda Morán (Offline Offline)
  • Publicado: 3 de octubre de 2025 a las 02:47
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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