Del libro LOS CAMINOS. Secretaría de Cultura. Pasto. Colombia. 2024.
EL ENIGMA
Un niño sacaba una mano en una cuna.
El mundo al que iba llegando era de vidrio
y los hombres de vidrio amaban a mujeres de vidrio,
usaban razones de vidrio y al final de cada día
se imponía una verdad de vidrio.
¿Se quebraban estas verdades?
La vida daba vueltas y al girar
un grupo de música venía a cerrar las heridas.
Heridas simbólicas, metafísicas y sentimentales.
La música pasaba a ser religión.
Cada quien pasaba a ser dibujo de su propia animación.
Fábula en algún color.
Todos tratando de escribir la letra
de una canción titulada “Para que no me olvides”.
Quemaba la vida.
Se evaporaba la gente.
Íbamos desapareciendo.
¿Por qué tanta prisa?
Había mucho afán.
La urdimbre de las variabilidades, de las intensidades.
Átomos entre átomos, el juego de la ruleta,
un crucigrama por llenar,
las verticales con lo que se quiere ser,
las horizontales con dónde se quiere ir.
Todo rematado con el oficio del sastre.
Con su forma de cerrar costuras,
de poner botones,
de terminar el traje que vestirá la sombra.
Cada quien sombra de sí mismo.
Allí estaba la solución al enigma:
el bebé sacando la mano desde su cuna,
el mundo al que va llegando,
la gente de vidrio,
las verdades de vidrio,
las heridas simbólicas, metafísicas y sentimentales,
dibujos de su propia animación.
¿En qué punto del tiempo te encuentras?
¿Qué dice el corazón?
Ese era el asunto.
Escuchar lo que dice
y resolver el enigma.
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Autor:
Augusto Rincon Castro (
Online) - Publicado: 2 de octubre de 2025 a las 11:25
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Online)
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