Indulto Propio

Luis Barreda Morán

Indulto Propio

Me perdono por habitar en la sombra de otros,
por cultivar jardines que nunca dieron flor,
por confundir el llanto con una muestra de amor,
por cargar con las piedras de sus caminos ajenos,
guardando en el silencio mis anhelos más serenos.

Me perdono por ofrecer mi pecho sin medida,
buscando en la mirada fría una chispa de vida,
por mendigar un gesto, una mínima palabra,
cuando mi propio espíritu de amor se alimentaba,
y mi valor crecía con la luz que yo brindaba.

Me perdono por quedarme cuando era hora de irse,
por temer a la noche que pudiera al fin romperse,
por aguantar la herida que lenta y con descuido
marcaba con veneno este corazón vencido,
creyendo que el cariño con dolor estaba unido.

Me perdono por dudar de mi propia esencia pura,
pensando que era poca, poca mi clara hondura,
por querer ser menos, más pequeña y reservada,
para llenar el hueco de un alma acostumbrada
a vivir entre nieblas, vacía y desolada.

Me perdono el haber creído aquella voz mentirosa
que anunciaba que el fallo en mi seno tenía causa,
que era intenso el río de este amor que yo entregaba,
y por eso la otra ribera no me aceptaba,
y su tierra seca nunca me correspondía.

Me perdono el haber visto como un defecto claro
esta forma tan amplia de querer sin reparo,
esta fuerza que nace y no conoce fronteras,
estas manos que dan, llenas y verdaderas,
que son un don precioso, no una carga severa.

Hoy comprendo que el miedo no es un digno compañero,
no es un faro que guía hacia un puerto verdadero,
y me otorgo el permiso de andar mi propia senda,
de plantar mis banderas en tierra limpia y fértil,
donde el alma respira y su canto no enmienda.

Acepto que merezco recibir la misma suerte,
la misma luz que entrego de manera tan fuerte,
que la paz no se mendiga, nace de un sitio interno,
de un convencer profundo, de un encuentro eterno
con mi propio reflejo, sincero y siempre tierno.

Ya no cargo cadenas, ya no temo a la ausencia,
pues mi compañía es sol, es refugio y es esencia,
y prefiero mi espacio, mi verdadero abrazo,
que la falsa caricia y el ruin y torpe lazo
de quien no ve el tesoro que hay en mi propio espacio.

Y hoy me miro al espejo con una nueva historia,
borrando las mentiras, honrando mi memoria,
reconozco el brillo de mis ojos abiertos,
las batallas ya ganadas, los fuertes lazos muertos,
y me abrazo en paz con todos mis aciertos.

—Luis Barreda/LAB

  • Autor: Luis Barreda Morán (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de octubre de 2025 a las 05:05
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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