Dioses de la perfección

luisp.rodriguezflores

A menudo me pregunto:

 Es fácil señalar la imperfección ajena, cuando nuestra vida no aporta nada esencial.

¿Es fácil creerse superior? Solo porque cometimos menos errores.

Pero dime:

¿Quién nos otorgó el título de juez del honor y la integridad?

Juzgamos sin medir las consecuencias de nuestras acciones,

negamos el perdón porque nos sentimos más grandes que los demás

nos hacemos incorruptibles simplemente por no haber hecho nada, ¿O ACASO HICIMOS ALGO?

Nos vestimos de dioses de perfección, cuando en verdad también hemos sembrado tormentas.

Tormentas que provocaron un caos interior, un caos que no queremos ver ni aceptar.

El agua turbia no se aclara castigándola, sino por lo contrario dejándola encontrar su calma, su tranquilidad su quietud.

Y a lo que juzgamos:

A diario levantan la vista al cielo y se preguntan por sus fallas.

No piden borrar el pasado, solo piden la fuerza de asumirlo.

El silencio de Dios no es castigo, es un espejo de lo que provocaron:

No pueden volver la imagen de lo que fueron, solo se retan a no repetirlo.

Porque la soberbia que condenamos en otros también habita en nosotros, y nuestra apatía ha herido a más de uno alguna vez.

No seamos jueces ni dioses, Seamos aprendices del perdón.

El agua de la vida aún está turbia, pero sé que hallara su calma,

No golpeándola más, sino dejándola asentarse

No juzguéis, para no ser juzgados, dice la palabra.

¿Podremos con eso?

No lo sé.

Lo que si se,

Es que ignorarlo nunca deja nada bueno, porque todo

Trae sus consecuencias.

Luz de Flores

  • Autor: Luz de Flores (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de octubre de 2025 a las 17:42
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 17
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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