Más Fuerte que Ayer

Enrique Rodríguez

Fue necesario tropezar,
soportar la carcajada irónica
y la amistad hipócrita
de algunos que consideré
amigos míos.

Ahogar sus burlas
con mi mirada húmeda.
Callar mi voz, hacer silencio
y en mi tristeza
ver el tiempo pasar con presteza,
fracasando en mi intento
de volver a empezar.

Anduve como ave errante
que no halla lugar
donde posarse.
Como aquel
que perdió la ruta del camino
y vaga desorientado,
sin rumbo fijo.

Perdido en ese laberinto
rodeado de espinos,
alcé mi mirada al cielo,
divisé tu luz,
recordé tu amor
por mí en la cruz.

Abracé con vehemencia mi fe,
de las cenizas
que cubrían mi vida
me hiciste renacer,
con tu dulce amor
saciaste mi sed
y la poesía de mi corazón
volvió a florecer.

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