La lluvia

Lilil

Siempre que quiero verte, amor,
el cielo tiembla en su clamor,
como yo tiemblo en tu regazo,
al estremecerme en tu abrazo.

Y justo entonces, sin demora,
la lluvia desciende y se enamora,
como lágrimas guardadas en secreto,
que brotan puras, desde lo eterno.

He pensado que el cielo se enternece,
que llora de emoción cuando nos ve,
pues tras mil vidas de andarnos buscando,
al fin nos hallamos, por fin nos amamos.

Mas quizá el cielo celoso esté,
de que el sol y la luna no puedan tener
lo que yo tengo al mirarte y tocarte,
al abrazar tu alma y nunca soltarte.

No sé si es destino o memoria perdida,
pero tu nombre estaba en mi vida;
lo reconocí con certeza callada,
como quien canta su melodía olvidada.

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