Las tierras de la guerra

Jaime Gil García

Las tierras de la guerra

 

¡Cuántos muertos contemplan las tierras de la guerra!

Son legiones; legiones abatidas por los siglos.

Sus ojos no quieren ver más campos de batalla.

Sus manos...

Sus labios...

Sus voces...

¡¿No escucháis sus voces?!

¡¿No escucháis sus voces?!

 

¡Las tierras de la guerra!

¡Los campos de batalla!

 

¡Cuántos muertos contemplan las tierras de la guerra!

Caballos son, sus eternas crines invictas por la muerte.

Sus ojos no quieren ver más campos de batalla.

¡Sus voces!...

¡Sus voces!...

¡Sus voces!...

¡¿No escucháis sus voces?!

¡¿No escucháis sus voces?!

 

¡Las tierras de la guerra!

¡Los campos de batalla!

 

¡¿No escucháis sus voces?!

¡¿No escucháis sus voces?!

 

¡¡¡¿No escucháis sus voces?!!!

 

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Comentarios4

  • Nelaery

    Tu poema sobre la guerra emociona.
    Acertadas palabras para describir esas terribles escenas, repetidas como un eco que denuncian tanto horror.
    Muchas gracias por hacernos partícipes de estis sentimientos, poeta Jaime.
    Saludos.

    • Jaime Gil García

      Muchas gracias por tus palabras.
      Un abrazo.

      • Nelaery

        Un abrazo.

      • Fabio de Cabrales

        Me recuerda al estilo del gran César Vallejo. Buen poema, por cierto. Saludos.

        • Jaime Gil García

          Muchas gracias por sus palabras.
          Un abrazo.

        • benchy43

          Muy bueno, felicitaciones.

          Que tengas un lindo día.

          Ruben.

          • Jaime Gil García

            Muchas gracias.
            Igualmente.
            Un abrazo.

          • La Hechicera de las Letras

            Tu poema golpea con fuerza, lamento que hiere no hay duda; la obsesión por “¡Sus voces!” y “¡Las tierras de la guerra!” martilla la mente del lector y lo sumerge en un paisaje de muerte que es imposible ignorar. La insistencia es cruel, como debe ser.

            Pero permíteme señalarlo: la repetición, aunque poderosa, ya roza la saturación. Tres apariciones son suficientes para traspasar la conciencia; la cuarta o quinta se sienten que pierde fuerza. Cambiar un “¡Sus voces!” por algo distinto —“¡Sus clamores!”, “¡Sus gritos!”— no traiciona tu intención, sino que potencia el impacto.

            No es perfecto, pero la crudeza y el dramatismo lo hacen destacar.

            La Hechicera de las Letras.

            • Jaime Gil García

              Muchas gracias por tus apreciaciines. Todas las opiniones son bien recibidas y consideradas.
              Un abrazo.



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