Llegas rampante y ardiente como siempre
Ocurrencias que surgen al extrañarte caen
Rompen bajo tu inmensa gravedad, y
Este que no puede evitar volver a orbitarte
Nace de nuevo en la posición desnuda
Adquirida cuando me desarmas tan fácilmente.
Estoy conociendo por una vez la envidia
Envidia de lo importante que eres para mí
Envidia por ser tan pequeño frente a ti
Envidia de tus sábanas, de tus toallas
Del aire que respiras, y del agua que te limpia
Del asfalto que pisas, del fuego con el que cocinas
De quien haya conocido la textura de tus labios.
¿Qué tan humano y qué tan bestial es desear?
Desear como yo te deseo a ti
Desear tus palabras leales y amables
Desear tus sentidos agudos y perspicaces
Desear tu intelecto, discernimiento y conciencia
Desear tu valía, determinación y paciencia
Desear al tacto la comisura de tu sonrisa
Desear tus ojos fijos en los míos
Desear tu cabeza descansando en mis hombros
Desear tus caderas al alcance de mis manos
Querer tenerte cerca, en mi vida
Tener un soplo de vida, contigo
Cerca de ti, lejos del mundo
Vida necesito para darte el amor que quiero.
¿Qué tanto puede costar el cielo?
Quiero dejarme la piel por él
Porque es el único lugar que empieza apenas a hacer justicia
A todo lo que mereces.
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Autor:
David G Juliao (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 29 de septiembre de 2025 a las 13:51
- Categoría: Amor
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
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