Confieso

David Giraldo Juliao

Llegas rampante y ardiente como siempre

Ocurrencias que surgen al extrañarte caen

Rompen bajo tu inmensa gravedad, y

Este que no puede evitar volver a orbitarte

Nace de nuevo en la posición desnuda

Adquirida cuando me desarmas tan fácilmente.

 

Estoy conociendo por una vez la envidia

Envidia de lo importante que eres para mí

Envidia por ser tan pequeño frente a ti

Envidia de tus sábanas, de tus toallas

Del aire que respiras, y del agua que te limpia

Del asfalto que pisas, del fuego con el que cocinas

De quien haya conocido la textura de tus labios.

 

¿Qué tan humano y qué tan bestial es desear?

Desear como yo te deseo a ti

Desear tus palabras leales y amables

Desear tus sentidos agudos y perspicaces

Desear tu intelecto, discernimiento y conciencia

Desear tu valía, determinación y paciencia

 

Desear al tacto la comisura de tu sonrisa

Desear tus ojos fijos en los míos

Desear tu cabeza descansando en mis hombros

Desear tus caderas al alcance de mis manos

 

Querer tenerte cerca, en mi vida

Tener un soplo de vida, contigo

Cerca de ti, lejos del mundo

Vida necesito para darte el amor que quiero.

 

¿Qué tanto puede costar el cielo?

Quiero dejarme la piel por él

Porque es el único lugar que empieza apenas a hacer justicia

A todo lo que mereces.

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