Me cansé.
Hoy no quiero tus lágrimas baratas,
ni tus promesas de cartón mojado.
Hoy aprendí que el amor que me dabas
era puro humo,
un espejismo que yo mismo alimenté
como un perro hambriento
lamiendo las sobras de tu desprecio.
Vete.
No quiero tus manos que saben a mentira,
ni tu boca que se desgastó en otros labios,
ni tus caricias recicladas
que ya no me dicen nada.
Me lo dijeron todos:
que eras tormenta,
que eras puñal envuelto en seda,
que eras ruina disfrazada de amor.
Y yo, ciego, pendejo,
te quise como si fueras salvación,
cuando eras mi condena.
Vete.
Lo grito con rabia, con sangre, con tripas.
Porque ya no me aferro a ti,
porque entendí que el amor no se ruega,
y que quererte fue como beber veneno
con la esperanza de curarme.
Sí, yo también fui infiel,
pero qué diferente somos:
yo busqué un alivio
y tú, simplemente, nunca supiste amar.
Vete.
Quiero arrancarte de mi memoria,
borrar los pocos instantes felices
que hoy solo huelen a podredumbre.
Estoy embarrado de ti hasta el cuello,
hasta las narices,
pero ya no me importa.
Prefiero ahogarme en soledad
que seguir respirando tu mentira.
Hoy decido salvarme,
aunque me duela,
aunque sangren mis manos
al soltar la cuerda que me ataba a ti.
Así que lárgate.
No mires atrás.
Que si regresas,
me encontrarás hecho piedra,
hecho hielo,
hecho nada.
Vete.
Tan solo vete.
Y muere lejos de mí.
-
Autor:
Luis de leon (
Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2025 a las 23:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Fabio de Cabrales, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.