Contra el verbo fugaz
de la venganza
y su bello estertor
la yedra sanguinaria,
cuando el rayo atronador
goza de buena salud
la noche exquisita
siempre considera nuestra presencia
así el oráculo
se defiende de su sino
entre los pliegues
que el silencio alisa
a sabiendas
que no encontrarás refugio
en su lengua
ni en ningún otro símbolo vivo
así la nada nos impugna
dedicándose a vivir inconclusa
como la brisa del destino
sigue maquillando ausencias
con papel de aluminio
donde se debilitan los huesos
expuestos al sopor de los anfibios
y una semental palidez
combate
la luz noctámbula
con el bostezo de los espejos
aunque sea tarde para renacer
más invisible y velado
desde el aire más hueco.
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                        Autor:    
     
	ubik ( Offline) Offline)
- Publicado: 28 de septiembre de 2025 a las 02:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.

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