Mi Conciencia En Paz

Mi Conciencia En Paz

De mi presencia jamás me alejé,
siempre lo mejor de mí ofrecí con bondad,
entregando cada parte de mi ser sin dudar,
lidiando con esa voz que no quería escuchar,
venciendo el temblor y la oscuridad.

A pesar de las sombras que me hicieron llorar,
permanecí firme, sin dejar de brillar,
mostrando con orgullo mi verdadera faz,
construyendo un mañana sobre la inestabilidad,
con la esperanza de poder sembrar felicidad.

Cada instante que pasó fue un regalo especial,
cada esfuerzo realizado fue un acto de lealtad,
no guardo pesar por el cariño que he brindado,
pues cada sacrificio fue un tesoro regalado,
como un río que fluye con total sinceridad.

Mi conciencia está limpia, mi alma con claridad,
sé que cada acción nació de la honestidad,
el afecto que entregué fue puro como el cristal,
un sentimiento limpio, libre de maldad,
esa es la herencia que guardo con humildad.

Quien no supo apreciar esta entrega total,
quien permitió que el silencio fuera nuestro final,
demostró con actos su poca voluntad,
y que en su mundo yo no tenía un lugar especial,
su adiós fue la prueba de un amor trivial.

No fue mi culpa el camino que tomó el azar,
fue su corazón el que no supo luchar,
el que se rindió antes de intentar ganar,
el que no vio en mis ojos un futuro que buscar,
el que eligió simplemente abandonar.

Hoy miro atrás y veo con tranquilidad,
que cumplí con mi deber con dignidad,
que amé sin medidas, con intensidad,
y que su pérdida no es una derrota para mí,
sino la evidencia de su propia ceguera ante la vida.

Me llevo la certeza de haber sido fiel a mi verdad,
de haber plantado un jardín de pureza y integridad,
y aunque el barco de nuestro amor zozobró en la mitad,
yo navegué con honor hasta el último suspiro de realidad,
y sigo mi viaje en paz, bajo una nueva aura de libertad.

—Luis Barreda/LAB