Frente a la puerta cerrada del destino
nos vimos vez primera.
Nuestras almas del umbral huyeron.
Respiramos hasta cinco profundo.
Sin entrar, ahí estuvimos.
La lucha era contra esa,
la moral.
Esa que impone dueños
de nuestros cuerpos.
Llegaron los niños,
sin miedos,
con los ojos abiertos
como mañanas nuevas.
Al mirarlos,
decidimos quedarnos,
a pesar del temor.
Le dijimos al miedo:
no eres tú quien por mí decide.
Lo enfrentamos,
aunque no fuera perfecto.
Soltamos una verdad propia.
Cincuenta y nueve besos
nos devolvieron la forma.
Un paso hacia el centro
de nosotros mismos.
En nuestro espacio.
En nuestro tiempo.
Elegimos quedarnos
en el umbral del equilibrio.
Y allí,
hundimos la huida
para siempre.
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Autor:
Chico (
Offline) - Publicado: 27 de septiembre de 2025 a las 03:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., migreriana, JUSTO ALDÚ

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