Dijiste una vez
que nunca más harías aquello,
que tu palabra sería muro
y tu voz, juramento eterno.
Una promesa no es un juego,
es un puente tendido
entre tu alma y la confianza del otro.
Es compromiso que respira,
es raíz que sostiene la fe,
es la huella que dejas en quienes creen en ti.
Sí, lo sé,
hay promesas que se quiebran en la tormenta,
que la vida arranca de las manos
cuando los vientos cambian sin aviso.
No siempre se puede sostener el mundo
con la fuerza de un solo pecho,
ni controlar las mareas que nos empujan.
Pero escucha bien:
cumple lo que está en tus pasos,
cumple lo que cabe en tus manos,
cumple lo que tu corazón pueda cargar.
Porque hasta el gesto más pequeño,
traer un chocolate,
lleva en sí el eco de la verdad,
y revela cuánto vale tu palabra.
Y si prometes algo grande,
entonces átate con firmeza,
pues una promesa es semilla:
si la cumples, florece en jardín;
si la rompes, marchita en silencio.
Que tu palabra sea roca,
que tu voz sea camino,
que tu nombre pese lo mismo
que tu compromiso.
Porque al final,
no somos más que la memoria
de lo que hicimos y lo que dijimos,
y una promesa cumplida
es la herencia más noble
que un ser humano puede dejar.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de septiembre de 2025 a las 05:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 0
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