La dualidad del ser

En el abismo insondable del alma humana,

un lamento ancestral, una sombra que emana:

¿Por qué la crueldad, la guerra y el dolor,

si en lo más íntimo buscamos un amanecer mejor?

Nos matamos entre nosotros, hermanos de tierra,

olvidando que la vida es una frágil querella.

En la búsqueda ciega de poder y ambición,

sembrando odio y rencor en cada corazón.

¿Por qué no vivir en paz, en armonía y amor,

construyendo puentes en lugar de muros de horror?

¿Por qué hacernos daño, si somos reflejo del otro,

y en cada herida infligida, nos desangramos nosotros?

Quizás la respuesta se esconda en nuestra propia esencia,

en la dualidad del ser, entre luz y demencia.

Pero aún hay esperanza, una chispa latente,

para despertar la conciencia y cambiar el presente.

Que el amor sea el faro que guíe nuestros pasos,

y la empatía, el puente que una nuestros lazos.

Porque en la unión y el respeto mutuo está la clave,

para construir un mundo donde la paz sea suave.