Lámparas de Olvido

Oscar Albanecich

Mis ojos se tornaron dos lámparas de olvido

tras el sol crepuscular de marzo

Tan sólo destellos de tristeza

golpearon los signos mudos de un atardecer en flamas

haciendo renacer los ritos congelados en sacos y baúles

desarraigados hasta el hastío

De ola en ola se tornaron mansas arena las rocas del adiós

Mas una persistente quedó clavada en el filo de los amaneceres vanos

Y así transito, con la heredad de la sangre deshojada en los bolsillos

Esa que se agita en el bolero del vino en el volcán

en el llanto a oscuras del infante

en  el vacío inevitable que aguarda por los huesos y la carne 

de la mesa cuajada de flores de evasión y olvido.

Nada me tardo en colgarme los trinos del ayer

como ferrovías  que recorren estaciones marchitas

cuencas y labios  y susurros rotos de espanto crudo

De uno en uno o a tropel llegan los vagones

colmados de esquinas paredes y palabras

dolorosamente fantasmales y yertas

¿Y qué he de hacer entonces?

¿trashumar acaso a la próxima dehesa

donde he de hallar el curso de las aguas?

¿Trasmigrar tal vez al templo donde

sueñan los grillos  salir a escena con su violín filoso

y descarnado?.

Juro que no se.

Juro que el sabor de las estrellas sigue siendo a perlas espumantes

Juro que el mundo huele a equinoccios de marfil

que las viseras palpitan cálidas sobre la tela ingenua

No se donde han de acabar estos líricos intentos

Pero no quiero más el navío estéril sumergido en la orilla

a causa de sus atávicas fronteras......

Juro que no se donde el mundo lanza las esporas

del entendimiento

Pero si se, que han de llegar a mí los destellos

de una alquimia que condene a la medusa

a morir en los brazos de un sol inerme

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