Cuantos sonetos se puedan

Me gusta golpear hasta a la gente
que se cruce por mi áspero camino.
Yo soy golpeador: es mi destino.
Hijo del monte, polvo prepotente.
Altanero, violento y un demente.
Golpeo al mundo con enorme tino.
Tengo fuerza y mandíbula de equino,
y veneno en la boca cual serpiente.
Con mis brazos de ariete me acomodo
empujando a la gente con el codo,
y cada paso mío, tierra suma.
Yo soy violento, carnicero, bajo.
De carne y pavo, cual cajón me encajo,
y soy loro y puntero de una pluma.

Hoy me manda hacer soneto
Un tal Fabio de cabrales,
Y ya que nombro animales
Me pondré yo de carnero.
Empujaré con mis cuernos
A todo aquel que esté delante
Los de atrás a coces puedo
Mantenerlos más distantes.
Soy la pluma de los cielos
De palabras comandante
Y pirata de los versos.
Llevo puesto el estandarte
Sobre la base de acero
Y soy carnero del arte.