Margen Del Abismo

William26🫶

Margen del abismo

 

Me quedé en el borde —talla cero de la medianoche—
con la sonrisa a préstamo y los bolsillos rotos.
La depresión habló en lengua fría y exacta.
Un reloj entrenado en horas muertas.

Me fui llendo —verbo torcido, paso en fuga—
hacia la tiniebla que anida en mis ojos:
dos cavernas breves donde nacen preguntas
y las respuestas se asfixian sin salida.

Traje una linterna de vidrio astillado:
no ilumina; fabrica cuchillos para la sombra.
Las voces que antes gritaban “quédate”
ahora cuentan los billetes de mi silencio.

La madrugada me vistió con un abrigo de miedo;
cada botón, un recuerdo que no abre.
Camino en ampollas sobre mi pasado;
el asfalto me devuelve un eco con pulgar helado.

A veces río —risa de emergencia, con cuenta corriente—
para que no me confundan con cadáver o con poema,
sólo humano. La negrura pide café; yo le doy sal.
Se queda, se instala, me pronuncia como si fuera otro.

No hay brújula clara en esta epidermis oscura,
sólo letra pequeña que instruye: respira.
Respirar: un verbo que se aprende otra vez,
como quien vuelve a andar en casa tras el temblor.

Si me miras, no me rompas más de lo que ya estoy:
aplaude, si quieres, pero déjame juntar los huesos.
Que el precipicio sea umbral y no morada; que la noche, fugaz.
Mañana quizá abra las ventanas de mis ojos —o apenas un farol.

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