Dos Ventanas al Infinito

Carlos Andrey Vargas Araya

 

Hay dos lugares donde el alma puede perderse
y encontrarse al mismo tiempo,
dos umbrales donde lo finito toca lo eterno
y el misterio susurra su nombre.

Primero, el cielo...

Alza los ojos, hermano de las estrellas,
contempla esa bóveda infinita
donde galaxias danzan su ballet silencioso
y el tiempo se vuelve pregunta.

Somos polvo cósmico despierto,
cenizas de soles antiguos
que aprendieron a pensar,
a amar, a preguntarse por qué.

El universo se mira en nuestros ojos,
se conoce a través de nuestra asombro, 
somos su conciencia errante,
su manera de contemplarse a sí mismo.

Segundo, el interior...

Ahora cierra los ojos y desciende,
sumérgete en el océano de tu ser,
donde los pensamientos son olas
y el silencio es la orilla.

En las profundidades de tu conciencia
habita lo sagrado,
esa chispa divina que no necesita nombre
pero que todo lo ilumina.

Ahí, en el santuario de tu alma,
donde solo tú puedes llegar,
Dios se encuentra contigo
en cada latido, en cada respirar.

El milagro de ser... 

No necesitas ser extraordinario
para tocar lo extraordinario
basta con que existas,
con que tu corazón lata este instante.

Eres el universo celebrándose,
eres la vida experimentándose,
eres el milagro imposible
de la materia que se volvió sueño.

Entre el cielo infinito
y el alma profunda,
entre lo que somos
y lo que contemplamos,
se abre el espacio sagrado
donde la existencia se revela
como el regalo más puro:
estar vivo para verlo todo,
estar aquí para ser parte
del misterio que nos contiene
y que contenemos.

Dos ventanas al infinito,
una hacia afuera, otra hacia adentro...
y tú, el observador bendito,
el punto donde ambas se encuentran.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Yo8oY

    Es una magnífico relato de una Gran Verdad, Alguna vez dijo Dios: "Sin ti, no puedo evolucionar, y tu sin mi, no puedes existir" Felicitaciones poeta por tu gran inspiración.



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