Mientras me detengo a observar el
Tiempo que transcurre y los
Hechos que suceden,
Me pregunto desde cuándo
Hemos dado a pie para
Tanta miseria,
Para tanta fealdad humana.
Hace 55 años, en plena dictadura
Franquista, uno observaba
Con ilusión y hasta
Con esperanza no el futuro que
Veíamos delante sino el
Fascismo que creíamos dejar detrás.
Todo fue un engaño, una burda
Mentira y aquellos que
Estuvieron antes
Son ahora, sus nietos, los que prosiguen
Con aquel fascismo:
Quieren los derechos y los privilegios
Que sus abuelos obtuvieron
Mediante el terror
Que impusieron
y del que fueron parte.
Aún, hoy, los hay que añoran aquellos
Tiempos del cual no saben nada
Salvo las ansias
De seguir con todos los privilegios.
Yo no sufrí directamente el principio de la Guerra española del 36, nací 20 años después del inicio de ésta, tampoco nací en España ni en Europa pero sí viví desde la misma niñez todos sus efectos; de hecho el primero de dichos efectos cayó, directamente, en mi persona cuando yo tan sólo tenía 3 días de vida…
Años después de mi nacimiento, 38 exactamente, supe de un caso concreto de lo que ocurrió en aquellos años de terror, caso que sucedió en el Madrid de 1942 y que me lo contó una persona relacionada directamente con los sucesos de los que escribo: Semanas antes, pocas, de que Madrid fuera asaltada e invadida por las hordas salvajes del nacionalcatolicismo de aquella España burda, garrula y criminal, en la cual la Iglesia católica tuvo mucho que ver, y hacer, la gente gritaban en las calles, en las plazas y desde las ventanas ¡¡No pasarán!!.. Y pasaron. Lo que sucedió en las semanas, y meses, de después de aquella entrada de las tropas de Franco en Madrid y contra la población alguien lo calificó peor que los enfrentamientos del tres de mayo de 1808 contra los franceses bajo el reinado del Borbón Fernando VII, el rey felón.
Lo que cuento ahora, en memoria de una persona que, seguramente, ya habrá fallecido, es lo que él mismo me contó de viva voz en 1998, en una cafetería de La Castellana, Madrid, hoy ya inexistente: “La familia toda éramos perseguidos y acorralados por ser de ideas republicanas y por lo tanto enemigos de la nueva España católica, nos habíamos conjurado para protegernos los unos a los otros y en ocasiones nos veíamos en una casa hasta tres familias enteras, a escondidas, para compartir un trozo de pan y cebollas crudas: era el tiempo del hambre profundo”. Un día, me contó aquel hombre, cuando toda la familia al completo estaban en la casa alguien tocó a la puerta y todos dijimos: es Juan (nombre figurado) y fueron a abrir la puerta. Lo que sucedió después, me contó este hombre, fue terrible: su propio hermano se había presentado en casa con el uniforme militar del Gobierno y el del ejército que los estaban matando de hambre. La familia entera sufrió aquel golpe muchísimo pero nadie dijo nada, nadie lo rechazó y la única razón fue de que ya sabían que el enemigo estaba dentro de casa, en la propia familia.
De esta manera primero Madrid y después toda España se hizo franquista y cómplice de aquel genocidio que duró, en principio, desde el 36 al 39 y después un total de años hasta 1978 en que los fieles de aquella dictadura pusieron al frente de la Jefatura del Estado a Juan Carlos I, el Borbón descendiente de la monarquía francesa y que nunca ha dado explicaciones de su cercanía al dictador ni ha pedido perdón por aquella complicidad con el franquismo. De estos hecho y de todo este tiempo vamos hacia un futuro cuasi imperfecto.
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Autor:
Nkonek Almanorri (
Online)
- Publicado: 22 de septiembre de 2025 a las 16:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Andy Lakota👨🚀, ElidethAbreu, Salvador Santoyo Sánchez, Carlos Baldelomar
Comentarios4
Mi familia sufrió la represión franquista; testigo de ello es la fosa común donde yace mi abuelo y que al contarme mis seres queridos la historia condicionó mi vida.
Ahora los descendientes de esa baba están embalentonados fruto de las alas que le dan esos votos de la ignorancia. Tenemos el deber de defender las libertades de esa gentuza que no tiene ningún respeto por el prójimo. Está vez ¡No pasarán!
Saludos.
Esto depende de nosotros. Siento lo de tu familia. Gracias por tu opinión.
Poeta Nkonek, gracias porque llevas a reflexionar sobre desconcierto y búsqueda, como si el lector se sorprendiera de un proceso que ya está instalado pero que parece absurdo o intolerable.
Me hago tu misma pregunta y lo triste es que como bien dices, hemos dado a pie a toda la barbarie lo que sugiere complicidad o al menos permisividad colectiva: no es sólo un hecho aislado, sino algo que como humanidad hemos dejado avanzar.
La contraposición entre miseria y fealdad humana, amplifica el reproche, pues no se habla solo de pobreza material, sino de una degradación ética y espiritual.
Que pena que hayas sufrido en carne propia lo que hoy compartes en tus escritos.
Abrazos.
Compañera de letras Elideth: yo te agradezco sinceramente no sólo tu opinión sino el compromiso ético y literario de responder a mi escrito; lo agradezco porque en un foro de escritura, según mi idea de lo que debe ser un espacio de este mundillo, más importante que lo que se escribe es la respuesta porque en ésta está el verdadero compromiso de alguien que siente que la escritura es comunicación humana, así lo creo.
Cuando escribo busco la complicidad del lector, busco ofrecerle aspecto que nos interesa, o nos debería interesar como escritores, como poetas. Este tema de hoy es un fiel reflejo de una realidad que no es de ayer ni de antes de ayer sino unos hechos que se lleva repitiendo, décadas, siglos e incluso milenios (justo en estos momentos y por lo que ocurre en Palestina hay investigadores serios que están analizando y sacando a la luz pública el origen de esta aberración histórica, personalmente opino Que Europa arrastra un mal desde el mismo momento en que nace, se crea o crean el Imperio de Roma). En este sentido todos nos hemos vuelto, unos más y otros menos, cómplices de lo que ahora estamos sufriendo.
La peor de nuestras maldades es espitual y dentro de ésta o junto con esta la moral; el resto está a la vista.
Más abrazos...
Excelente escrito, que me hace recordar, a un tío político, que por esos años de dictadura, llegó como refugiado a México y, mi padre contaba que llegó en malas condiciones económicas y morales, hablando del gobierno franquista y de toda la maldad cometida en ese tiempo.
Aquí ya casado con una tía mía, nunca regresó a su España que le traía malos recuerdos.
En la propia casa, es donde habita el peor enemigo; que sabe cuales son tus movimientos y costumbres. Viene a mi mente el dicho que reza así:
"Entre la familia y el sol, mientras más lejos mejor"
Saludos
En tus palabras, producto de unos recuerdos de antaño, veo y percibo lo que muchos escritores de tu continente llaman y definen como "realismo mágico" y que en verdad tiene mucho de realismo pero nada de mágico dado de que todo es producto de una realidad viva. En ocasiones no son los hombres, las personas, los que cambiamos la realidad de los hechos sino que son éstos los que nos cambian a nosotros, este es el caso de esa persona que me cuentas. Mis abuelos maternos vivieron sus últimos años en muy malas condiciones económicas y de tristezas infinitas producto de todos los males que las circunstancias de momento les echaron encima; yo recuerdo aquellos sus últimos años de vida: los monstruos no eran ellos dado de que tanto ellos como aquella sociedad respondían al tiempo en que les tocaron vivir: Las parejas se debatían en un vínculo filial y de desapego por exigencia del sistema imperante entonces en el cual el rencor, la claudicación, el miedo y el hecho forzado de la unión hacía que lo que más se percibía era el miedo pero al que nadie podía ni quería combatir.
Todo fue muy complejo, es lo que sabemos hoy.
Gracias por tu opinión Salvador.
Tristemente hay muchas víctimas por el mundo de represiones terribles.
Aquí en América Latina, teniendo dos nacionalidades he conocido de parte de mis padres y de la historia que se se escribe en estas calles, cuanta represión e injusticia absorbe los pueblos, y a veces los más desprovistos por no decir siempre han sido los que pagan las consecuencias no de un momento sino algo que pueden llegar a ser décadas de injusticias.
Y pues, ahí arriba los que orquestaron, los que lucharon y aparentemente nos dieron esperanza, al final pareció una vulgar transacción.
Ocurrió así, tal cual dices y cuentas. Si me lo permites te diré lo que llevo haciendo media vida: buscar testigos de aquel tiempo y escribir, quizás (te) sirva para evitar que las generaciones futura no sufran los mismos hechos.
Te agradezco tu comentario. Gracias.
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