Presa de la nostalgia

Despierto a las 5 a.m., tratando de revivir el sentir de aquel beso apacible que solo existió en el frenesí de mi inconsciente. Sin embargo, lo único que obtengo es el sabor amargo y enfermizo de aquel beso que nos faltó.

En el transcurrir de una hora, minuto a minuto, una entelequia se apodera de mi entendimiento. Y tan solo por un segundo, entre una extraña lúcidez, indago acerca de cómo penetraste lo más recóndito de mi sentir. Al igual que te apoderaste de mis noches funestas y frígidas, ¿cómo es que te convertiste en mi primer suspiro del día y en mi último pensamiento al terminarlo?

¿Cómo es que te convertiste en un inmenso mar en el que, a través de las olas, se perdió mi dignidad? ¿Cómo es que te convertiste en todo y en nada? Ayúdame a entenderlo, o regresa ya, amor mío, e inunda de sosiego a este ser vano y sin sentido.

Autor: Angie Stephania Becerra Báez