Diccionario traidor

Esther Martín Beltrán

En tiempos que ya pasaron,
cuando las musas reinaban,
Lucho, diccionario en mano,
temerario se adentraba.

Al bosque del Castellano,
selva espesa y traicionera,
donde cada tronco y rama
es palabra que altera.

Su diccionario por arma,
su valor por compañía,
pensó que con tales fuerzas
toda lengua vencería.

Mas pronto halló que las hojas
susurraban con malicia,
y cada eco del bosque
era trampa que acaricia.

Halla el haya que hallara,
mas ella allá ya no estaba,
mas ayas con saya había. 
Y su mente se alejaba.

—¡Ay! —suspira el caballero—
¡Vaya valla que me para!
¿Será cierto o será incierto
que esta senda me engañara?

Consulta su diccionario,
mas las páginas se burlan:
"haya" tiene tres sentidos
que en su mente se acumulan.

La savia de la sabia
en su sien se derramaba,
mientras baba de la Baba
por su barba resbalaba.

¿Cuál savia, cuál sabia?
Su libro no le aclara
si la sabia tiene savia
o si la savia se para.

El diccionario le miente,
cada página es trampa:
"masa" puede ser mil cosas,
¡su cerebro se descampa!

Vino el vino que no vino,
Vino vino, mas no estaba,
y el molino del camino
su cabeza molturaba.

—¡Maldito libro traidor!
—grita al ver su desventura—
¡Cada entrada es un dolor
que mi mente desnatura!

Corre el zorro con su gorro,
se forra mientras se escapa,
y el pobre Lucho de morro
en el forro se enredaba.

Las palabras son las fieras
que acechan en cada esquina,
con sonidos muy similares
mas su esencia es distinta.

—¡Maldecida sea la hora
—clama el hidalgo con saña—
en que esta lengua traidora
con sus ecos me engañara!

Bello vello se rebela,
bella Bella no consuela,
y en cada nueva querella
su paciencia se desvela.

Su diccionario ya roto,
páginas por el suelo,
pues cada definición
le causaba desconsuelo.

La llama llama al llano,
la llana lana se inflama,
mientras llora el castellano
que su mente desparrama.

Rata con su pata ata
la manta, cata nata, mata.
Y en cada nueva pirueta
su juicio se desbarata.

Los árboles del bosque
son familias de palabras
que suenan igual al oído
mas significan contrarias.

—¡Oh, cruel destino adverso!
—gime el noble en su pesar—
¡Este idioma del reverso
me ha venido a conquistar!

El eco hace eco al eco,
seco queda el alma hueca,
y en el bosque ya sin tregua
su cordura se seca.

Sara sabe si sabrá
lo que el saber no sabía,
mas el pobre ya no está
cuerdo desde aquel día.

Ya no distingue el sentido,
todo suena igual y extraño,
el bosque lo ha convertido
en víctima de su engaño.

Perdido entre los ecos
de palabras sin sentido,
Lucho vaga como espectro
por el bosque maldecido.

¡Que sirva de escarmiento
a quien ose aventurarse
en el bosque del tormento
donde el castellano nace!

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Comentarios +

Comentarios1

  • EmilianoDR

    Vino el vino que no vino,
    Vino vino, mas no estaba,
    y el molino del camino
    su cabeza molturaba.
    Gracias Esther.
    Que sonoras letras.
    Me ha gustado muchísimo,
    Saludos 👋



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