Hormiga

Se pasea por todo el alfabeto

perdida extrañamente una hormiga

solitaria, roja

En silencio, oí su paso raudo

cual locomotora desbocadas

o lector desenfrenado

una y otra vez, giró, giró, giró

se detuvo, al alzó antenas, volvió a girar

sentenciada a reencarnar eternamente

sobre extraños argumentos

deseando ansiosamente

la implantación del esperanto

¡Esperar tanto para entender

la geografía construida con montículos de tinta

carboncillo, sollozos

abandonos clandestinos

erráticos desvelos

soliloquios prometiendo las alturas

en busca de la piedra más roseta

la más extraviada de las aguas

el  soneto  electrizado  despiadado

que aguarda más allá de la llegada

para desmoronarnos y devolvernos

a la rueda, a girar  de la mano

de la eremita hormiga

que halló su barco poco más abajo del olfato