A veces creo tener la certeza
de estar bien allí donde
no estoy. Tengo la certeza
de que ese lugar
existe en alguna
parte.
De Marguerite Yourcenar tengo anotado un relato en el cual ella cuenta que una vez encontró, en una carta de Flaubert, una frase inolvidable: “Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marcos Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo” Todos hemos pasado alguna vez de nuestra vida tratando de saber en qué lugar estamos (También el escritor y dramaturgo Alfonso Sastre escribió un libro con título ¿Dónde estoy yo? en el cual expuso que había estado años tratando de situarse, políticamente, en algún lugar), lo hacemos para saber quiénes somos, cómo comportarnos y de manera concreta qué hacer
“Esta vida es un hospital”. Esta frase es del poeta Baudelaire y está recogida en su libro de poemas “Las flores del mal” en el que cada día el enfermo está poseído por el deseo y la necesidad de cambiar de cama. En esta existencia humana - existencia, no vida -, el escritor, el poeta, el historiador de casos y vidas ajenas, lo que realmente quiere y desea es cambiar de mundo: escapar de la sociedad. Desde aquel tiempo en que Baudelaire escribió estos poemas han pasado los años y ahora las Redes Fecales han vaciado los cafés, los poetas y los escritores han cambiado la cerveza barata por la pantalla del teléfono, pero la necesidad de huir sigue siendo la misma, la pregunta podría ser: ¿Hay algún lugar en que podamos refugiarnos e incluso, llegado el momento, escondernos?
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Autor:
Nkonek Almanorri (
Online)
- Publicado: 18 de septiembre de 2025 a las 17:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Nelaery
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