Naciste en la sombra,
sin cuna preparada,
sin canciones de arrullo,
sin un abrazo que te nombrara.
Fuiste sangre de una madre rota,
que en la esquina vendía sus horas
para huir del hambre,
para escapar de su propia historia.
Te dejó en una puerta cualquiera,
como quien entrega un secreto prohibido,
con un papel manchado de lágrimas
que decía: “no puedo contigo.”
El orfanato te recibió en silencio,
entre paredes frías y rutinas sordas,
donde las cunas son mares vacíos
y los nombres apenas susurros prestados.
Lloraste sin comprender
cómo la vida te expulsaba tan temprano,
cómo la madre que te soñó en su vientre
se borraba en la distancia de la puerta.
Hijo del olvido,
el mundo quiso negarte antes de tiempo,
pero tu llanto se alzó como bandera,
recordándole a la vida que estabas despierto.
Creciste sin raíces,
entre muros grises y manos prestadas,
con la soledad hecha compañera
y la esperanza dormida en la mirada.
Y aun así, tu existencia grita:
que no hay herida que mate del todo,
que aun sin madre, sin apellido,
la vida insiste en abrir caminos.
Eres hijo del abandono, sí,
pero también del coraje,
del milagro de resistir
cuando todo quiso negarte.
-
Autor:
Poemas De Una Mente Joven. (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de septiembre de 2025 a las 06:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.