Mis ángeles son jardineros del alma,
que cultivan flores de virtud y paz,
sus manos son de seda y su toque es suave,
y su presencia es un rocío que refresca el jardín de mi corazón.
Ellos me guían por el laberinto del corazón,
me protegen de las sombras y el miedo,
su voz es un canto de sirenas que me llama,
a la orilla de la serenidad y la calma del mar de mi alma.
Pero mis demonios son tempestades del infierno,
que rugen con truenos y relámpagos de fuego,
sus alas son de murciélagos y su aliento es veneno,
y su presencia es un huracán que arrasa el jardín de mi paz.
Ellos me tientan con frutas prohibidas,
me arrastran por el camino de la perdición,
su voz es un susurro de serpientes que me seduce,
y me hace caer en la oscuridad de un abismo sin fondo.
Mis ángeles y demonios son dos fuerzas opuestas,
que luchan en el campo de batalla de mi alma,
donde la luz y la sombra se enfrentan sin cesar,
y mi corazón es el premio que se disputa en este duelo eterno.
Pero en esta lucha, hay un equilibrio sutil,
un balance entre la virtud y el vicio,
donde mis ángeles me recuerdan mi esencia divina,
y mis demonios me muestran mi naturaleza humana,
y mi alma es el lienzo donde se pintan los colores de mi destino.
Poemas de Carlos Céspedes Setiembre 2025
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Autor:
Carlos Céspedes (
Offline)
- Publicado: 15 de septiembre de 2025 a las 13:28
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
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