Tristes soberanos

Héctor Villalvazo



Soñábamos turquesa en camas de seda a nuestra medida,

cultivando en el jardín otra rosa decorada a nuestras heridas.

Estandartes de honor, luces de victoria, montes de sacramento,

el viento se reía de nosotros, llevándose con él la falsedad de nuestro nupcial juramento.

 

Despertábamos individuales en una cama compartida, en una vida compartida,

en una idea de matrimonio que volvimos inerte, una idea que poco a poco llegó a su despedida.

¿Por qué no nos salvaste?,
¿al caballero se le oxidó la armadura?

Predicando esperanza, profanando tu fidelidad, la cual era igual de frágil que tus delirios de humanidad.

 

El rey de mi corazón resultó ser un triste soberano de un reino que ahora resta en escombros,

Cargabas con una mentira en tu pecho, yo cargaba con el peso de saberlas sobre mis hombros.

 

Me aprisionaste en un reino de mentiras, alimentándome de paredes pintadas con fraudulentos tonos de amor.

No conoceré algo fuera de estos muros,

no conoceré algo fuera de tu amor,

tomaste mi cuerpo y lo reclamaste como tu propiedad,

viviré preso de tu enferma necesidad,

viviré agonizante enjaulado en tu inestabilidad,

viviré encerrado en el recuerdo encerrado en tu infernal recuerdo por la infinidad.

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Comentarios +

Comentarios2

  • El Hombre de la Rosa

    Hermoso y preciado tu genial versar estimado poeta
    Saludos desde Torrelavega España
    El Hombre de la rosa

  • Jesús Ángel.

    Bien hecho,
    a publicar otros mil más.



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