Lo Que Queda Del Amor

Lo Que Queda Del Amor 

Casi no permanece ya nada de nuestro cariño, solo un vacío que crece día tras día en el pecho, un eco lejano de lo que un día fue cierto, ahora convertido en polvo y desprecio, un invierno eterno dentro del corazón.

Ya no existen las charlas que duraban hasta el alba, ni las risas que llenaban cada rincón de la casa, solo miramos al suelo cuando nos encontramos, evitando que el pasado nos lastime la alma, buscando una salida que no logramos hallar.

Apenas si resta un poco de amabilidad fingida, un saludo rápido para no herir más la vida, un intento vano de hacer menos dura la herida, pero todo resulta inútil en esta despedida, donde la costumbre se torna en amarga mentira.

Las ganas de llorar me invaden sin aviso, cuando veo que todo nuestro afecto se ha deshecho, cuando pienso en aquellos sueños que tejimos, ahora rotos y llevados por el viento, solo me queda el consuelo de un recuerdo.

Un beso robado por piedad o por pena, un abrazo frío que ya no significa nada, son los últimos gestos de una historia ajena, que se apaga lentamente sin fuerza ni gana, como un barco que se hunde en el mar de la pena.

El cariño se fue como el agua entre los dedos, dejando solo huellas de lo que pudo haber sido, dos extraños que comparten ya solo el miedo, de admitir que todo entre ellos ha caído, y que el futuro que soñaron se ha perdido.

Solo resta el adiós que no nos atrevemos a decir, esa mirada que esquiva la verdad que nos duele, el largo camino que tendremos que seguir, cada uno por su lado, sin que nada nos una ya, encerrados en el laberinto de nuestra propia lucha.

—Luis Barreda/LAB