Loren dormía plácidamente.
Su cabello repartido por la almohada daba a Colt el golpe de gracia.
Nunca dejaría de admirarla. Qué diablos tenía, que tanto la amaba; se preguntaba. Su dulzura. Sí... su dulzura. Se contestaba.
Dos pasos, y quedó a un palmo de su rostro. Podía sentir el respiro y el calor de su cuerpo.
Se tentaba a besarle. Las mejillas y los labios de la chica, parecían haber hecho pacto para atraerle al más puro estilo de la hipnosis.
Se acercó un poco más. Coincidentemente, Loren se movió quedando de frente. Colt, apenas respiraba. Los labios del amor estaban a escasos centímetros de su boca. Moría por besarlos. La locura era un hecho.
De pronto, la batalla entre la prisión y la libertad, fue interrumpida por los ojos de la bella durmiente, que se abrieron cuan grandes eran.
— ¡Colt!
— Hola — dijo este, con cara de animal apaleado.
— Ibas a besarme?
La respuesta no se hizo esperar. El beso tuvo lugar y tiempo. Todo el tiempo del mundo.
Recorrieron su magno universo, una y otra vez.
Iván
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Autor:
Iván (
Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2025 a las 22:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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