LA ÚLTIMA CANCIÓN

La ultima canción que escuchamos juntos fue “Nuevo culto” de Todos mis muertos. Yo estaba recostado en tu cama y tú te peinabas, era una imagen hermosa, el sol matinal entraba por entre las cortinas y las motas de polvo se iluminaban, el sol también alumbraba tu rostro…

“Tengo una mala idea, volvamos a empezar, armemos otro culto, donde no haya que rezar”

Y tú me mirabas como quien mira al cielo, ese gesto tuyo enternecido, o al menos yo lo confundí por enternecido, quizás era de lástima porque en tu mente seguramente sabías que, para mí, iba a ser la última vez que te vería en toda mi vida.

“Matemos a tu madre, quememos a mis papás, tenemos odio oculto del que nadie se escapará”

Te miraba, hermosa con tus brazos extendidos amarrándote el cabello, dejándote la frente despejada, tus brazos lisos y morenos, tus antebrazos limpios y brillantes, la blusa que te regalé el domingo, blanca como tu alma, y roja como tus ganas.

“Vayamos puerta en puerta, predicando el final, de la mano juntos, nadie se podrá escapar”

Estaba yo ahí, contemplándote, viéndote, escuchándote tararear la canción, volteabas a verme y sonreíamos, ya no sé por qué sonreíamos, pero mis ojos se llenaban de lagrimas sin derramarse, y me levante para darte un beso en la mejilla mientras te tomaba de la cintura y terminabas de acomodar tu cabello.

“se caerá la luna, la tierra se abrirá, de este feo mundo nadie se escapará”

Vámonos dijiste, cerramos la puerta.

Llegamos al colectivo, me diste un beso fugaz en los labios y me dijiste “Aquí te dejo”, subiste al puente del periférico y yo te seguía con la mirada, yo iba al trabajo y tú al tuyo.

Comenzaste a caminar por entre la multitud y volteaste a verme a lo lejos arriba de aquel puente y te mandé besos al aire y tú hiciste lo mismo.

Por ultima vez.