Entiendo...
Desde tu óptica estética,
Soy tu jardín de estragos jugosos,
Cual esperabas ver su madurar reluciente,
Con mucha mejor complacencia,
Que la de un corazón bastardeado,
Bajo el dosel estelar de tu ambigüedad.
Lo siento reina...
puesto que coronas y recluyes,
Con tus besos de Afrodita,
Y acaricias como ninfa embelesada,
Por amores de pirita.
No por mal, delinquí,
Pese a mis propios mandamientos.
No por bien, hice un trueque,
Con mi insomnio y tu ausencia...
Ahora, sobre un mar de roca ignea,
Caminaré desnudo,
Tras haber sido engullido por mi sombra,
Escupido por el alba,
Y no hallarme en tu regazo.
Pero lleva la tranquilidad contigo,
Ya conozco el silencio en la penumbra,
El estallido eco dentro un corazón entelerido,
El fango, y los espejos oscurecidos...
Está vez no extraviaré,
A las antorchas de mi turba airada,
Y las bestias de mi sótano,
No dejaré de acariciar,
Y, como sueles decir ¡Todo está bien!
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Autor:
Martinez Deschamps (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 14 de septiembre de 2025 a las 16:41
- Comentario del autor sobre el poema: 27/05/2025
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 0
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