Mientras la ciudad duerme,
la calle anda silenciosa, el cantar de los pájaros, el silencio y la soledad, hacen lo suyo:
A ti, que con el tiempo
has aprendido a dejar
marchar las prisas...
y liberarte de las
expectativas del futuro.
A vivir la vida con serenidad,
saboreando cada instante
como si fuese el último.
Que has aprendido a
discernir quiénes son
tus amigos,
y a alejarte de aquellos
que no merecen ocupar
tu espacio...
ni estar en tu camino.
A ti, que eres
agradecido y
afortunado,
disfrutando de las cosas
sencillas,
sin necesidad de más
razón o motivo...
que el de el regalo salud,
y el estar vivo.
Que has comprendido
que el tiempo es el mayor
de los tesoros,
y lo vives con devoción...
aprovechando cada segundo
como si fuera el último.
Que has aprendido a ver
el dolor,
no como enemigo,
sino como el fuego
que ha forjado tu camino...
Encontrando en él
la fuerza para seguir adelante,
siguiendo tu rumbo.
A ti, que sin renunciar
a tu pasado,
por haber forjado de ti
el que eres ahora mismo...
vives el presente,
entendiendo
que es ya el futuro:
¡Disfrutando cada aliento
como si fuera el último!
Y con el tiempo,
has sabido torear el destino,
y ante todas las tormentas
y adversidades,
tú siempre persistes,
resistes y renaces...
¡Por ser un alma libre,
de espíritu
inquebrantable,
siendo tú mismo!
A ti, que como escultor
que talla su figura
a golpe de martillo,
eres plenamente
consciente
de todo lo que
te queda por mejorar...
y ese es tu principal
objetivo.
A ti, van dedicadas
estas letras,
que desde la primera
hasta la última:
¡Valen también
para mí mismo!
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Autor:
Jesús (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 14 de septiembre de 2025 a las 01:52
- Comentario del autor sobre el poema: Aquí queda dedicado, a quien se vea identificado. Salud.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
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