Siento como la noche te hace mía
y casi desnuda te besé el cuello
te sorprendí, estabas dormida
y al fin sentí la tibieza de tu cuerpo.
Sigilosa te acomodas en mis brazos
buscando como llegar a mi boca,
apenas te despiertas del sueño
y rápido te despojas de la ropa.
—Fue larga la espera. Me vas diciendo.
—Calma amor, estoy aquí. Te respondo.
Exploro tu piel como lo hace el viento
mientras te miro y acaricio tu rostro.
Las sábanas fueron mares salvajes
nuestros cuerpos, navíos extraviados
el silencio un compañero confiable
y nuestros besos el prefacio del acto.
Un "te amo" se te escapó del suspiro
mi boca lo enjauló hacia mi corazón
la entrega de dos cuerpos es divino
cuando dios por testigo los unió.
—Querida, también te amo. Te dije.
Y descargué una ola de mariposas,
esperando aquel fruto que propicie
la bendición que este hombre añora.
Cuando terminamos el dulce acto
de otorgarle más vida a la tierra
tú y yo nos vimos más enamorados
y pronto construimos una vereda.
Dónde caminaremos cuando queramos
hasta llegar a nuestra ciudad eterna
mientras, seguimos intentando...
hasta apagar con amor está hoguera.
-
Autor:
David Pech (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 14 de septiembre de 2025 a las 01:39
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.