LIRIOS BLANCOS

Rompiendo un límite entre un mar y otro,
como si la pared que nos separa
pudiera deshacerse en un instante,
me aferro a la idea de que nada es definitivo.

Pájaros mensajeros vuelan con cartas perdidas,
arrebatadas por el viento,
como sentimientos que nunca llegaron
a quienes los esperaban.
En una de esas cartas quedó mi último te amo,
mi deseo de volver a encontrarte
en otras vidas,
mi lucha contra el destino.

Quizás reencontrarnos sea complicado,
quizás llevar el peso de tu ausencia
sea demasiado para mí,
pero no temas, amor mío:
aunque no esté contigo,
mis te amo quedarán guardados,
como lirios blancos cultivados
en una tumba vacía de palabras,
con la certeza de que algún día,
cuando el tiempo nos devuelva,
volveremos a mirarnos.