Un banco, verde
pintura, un pordio
sero sobre, un perió
dico tapa sus manos,
una vista atenta,
un cutis tocado, aja
do por el rigor diario,
una fecha, ya ida,
un silencio, unos pá
jaros anotando notas
de fondo, una fecha,
ya pasada, impresa en
la cabecera del diario,
una fecha, antigua, per
dida en la historia recien
te, un creer que se inmer
sa a fondo en un mundo
que ya no existe cuando,
para él, según él, eso que
lee sea latir presente, de
ese instante en el que, calla
do, quieto, silencioso, lee o
hace como que lee —no sé
si sabe leer, no me dio por
preguntar, la discreción me
pudo pese a la curiosidad ace
rante que me corroe—.
Un hombre, ya vencido, o
eso concebí al verlo, que halla
en el rigor del segundero un
asueto, un oasis, un silencio
ensordecedor, y un periódico
como mera excusa —es sano
leer, para los ojos, para el con
ceptáculo donde guardamos
las ideas, los prejuicios—.
Quizá, me atrevo a pensar, no
está tan acabado cuando se pa
ra a leer, a callarse, a mirar el
mundo por la mísera ventana
en blanco y negro de un perió
dico pasado de fecha. Quiza no.
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Autor:
Albertín (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de septiembre de 2025 a las 08:04
- Comentario del autor sobre el poema: Nada tiene más significado que el que se desprende del que lo vive.
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 2
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